Nine

Crítica de Mara Gerund - Cine & Medios

¿Cinema italiano?

Un gran director de cine, ahora algo venido a menos por sus últimos fracasos, se debate en medio de una crisis que afecta desde la producción de su próxima película hasta su vida personal y las distintas relaciones que tiene con las mujeres de su vida… ¿no vimos esto antes en alguna parte?
Ese es uno de los primeros problemas que enfrenta “Nine”: no sólo está basada en un excelente musical de Broadway (que también se realizó en Argentina en 1998, con una interesantísima puesta), sino que, encima, ese musical estaba inspirado en la joya de Federico Fellini, “8 y ½”. Demasiada presión: aún cuando la película tal vez no esté tan mal, siempre saldrá perdiendo frente a sus predecesoras.
Y es que Rob Marshall está muy (muy muy muy) lejos de ser Fellini, y Daniel Day-Lewis, por más que ponga a trabajar todas esas grandes dotes de actuación que tiene, se parece más a Godard que a Mastroianni.
Pero no todo está perdido. Ese juego entre realidad donde sucede la acción y mundo paralelo imaginario de recuerdos y/o expectativas donde tienen lugar los números musicales funciona mucho mejor que en “Chicago”. Será porque ese juego de trastienda del cine dentro del cine da más lugar para que los mundos se mezclen. Los números musicales son impresionantes, aunque, quizá, un poco demasiado cliperos.
El elenco está lleno de grandes nombres. De Fergie a la Loren, de Penélope Cruz a Nicole Kidman. Las distintas musas del director, cada una con su canción. Pero poco se ve de sus cualidades actorales y, encima, errores de iluminación hacen que todas parezcan, por momentos, viejas y muy mal operadas. Hasta a la divina Marion Cotillard (una joya, la única que tiene dos números musicales, los mejores de la película) aparece con bolsas bajo los ojos. Solo se salva de esto Judi Dench (la otra joya), quien lleva toda su edad con la misma presencia y gracia de siempre.
De todas maneras, la película es llevadera. Siempre y cuando usted guste de los musicales, y pueda olvidarse por un ratito de la enorme magia de Guido Anselmi.