En general, Rodrigo es el que se encarga de las comedias románticas, accidentalmente me tocó esta vez reemplazarlo y ver “Ningún amor es perfecto”, film de Pablo Sofovich estrenado el jueves pasado. A ver, desde “Guelcom” para acá, no veía este tipo de propuestas (hubo, si, lo se), y lo primero que me nace decir es que más allá de los desniveles que sentí en ella, es un producto aceptable.
El guión de Patricia Agejas nos instala, fundamentalmente, en la conflictuada Wally (Patricia Sosa)… Una editora, cuentista y traductora de ruso (!) que accidentalmente en un trabajo conoce a Daniel (Federico Olivera), y de quien se enamora, una vez que la tarea está resuelta y cenan juntos por primera vez. Claro, el tema es que la protagonista no cree en el amor. Mira con desconfianza la posibilidad de volver a creer en él, y el personaje masculino, tampoco está muy convencido al principio.
Lo cierto es que la historia presentada propone una reflexión simpática sobre el amor después de los 30 y pico, donde la cuestión se comienza a complicar. Nadie después de un fracaso cree ciegamente y Sofovich muestra claro que sucede dentro de la cabecita de Wally con acierto. Podemos sí, decir que es demasiado simple la estructuración de sus diálogos y que el encuadre cuasi televisivo le quita intensidad dramática.
Por lo demás, Sosa y Olivera tienen más química de la que uno supondría y hacen su parte con corrección, los secundarios son divertidos (principalmente María Rosa Fugazot jugando a la madre que la tiene más que clara), quizás el mayor problema del film sea su previsibilidad y falta de brillo en el conflicto que plantea. Algunos encuadres, ciertos problemas de consistencia narrativa (que se evidencian con los recursos con los que se subrayan momentos cruciales en el film), y esa voz en off discutible, no ayudan a que en el balance general sea todo auspicioso.
Más alla de eso, siempre es bueno que la industria local se enfoque en desarrollar este tipo de productos. A hacer romcoms, se aprende haciendo muchas romcoms, con seguridad. Un poquito por debajo del aprobado, pero con valor por el intento.