EL TERROR EN REPOSO
Desde hace un tiempo me vengo haciendo cargo de los estrenos de terror para este sitio. No todos, pero sí varios. El mejor en mucho tiempo, Evil Dead: El despertar, lo cubrió Matías Gelpi, al que todos dábamos por muerto pero que, como buena entidad maligna, resurge cada tanto. Los otros, los más genéricos y descartables, han pasado por este teclado y han sido puestos en evidencia: salvo en contadas ocasiones, el terror que se produce en la actualidad apenas araña algo de calidad. Aciertos esporádicos acá y allá, algún detalle que decidimos resaltar para que no sean todas pálidas, pero es difícil. El género, por supuesto, sigue siendo rentable, y los que lo consumimos estamos siempre a la caza de esa joyita que quizás se nos escapó… El enfrentarse de manera laboral al terror, por otro lado, nos lleva a veces al borde de la desesperación o del sueño, y ocurre lo peor: nos quedamos sin argumentos. Es decir, me quedo sin argumentos, porque las películas fallan de manera sistemática por las mismas razones. Como dije al respecto de Ofrenda al demonio, “es una película lisa y llanamente mala”.
¿El párrafo anterior es acaso una excusa, o tal vez una advertencia? Lo cierto es que No descansarás, de la directora Lori Evans Taylor, es una muestra más de un cine de terror perezoso y pretendidamente serio, lo que representa un crimen mayor. Vendida como lo nuevo de los productores de Scream, y con el protagónico de Melissa Barrera (una de las heroínas del relanzamiento de la saga), la película no podría estar más lejos del universo de Ghostface y compañía. Esto no es un problema, claro, pero lo mencionamos por si algún lector anda con ganas de ver un slasher y quiere ir por acá. No, acá no es.
Lo que sí van a encontrar, si se animan, es la historia de Julie (Barrera), una mujer embarazada que se muda con su marido a un caserón en restauración, uno de esos escenarios ideales para que las cosas salgan mal. Luego de un incidente doméstico que pone en riesgo el embarazo, Julie debe hacer reposo absoluto. En ese tránsito hacia la fecha de parto, que parece interminable, comienza a advertir una presencia sobrenatural en la casa, que quizás se relacione con la muerte de su hijo, ocurrida años atrás.
Durante buena parte de su metraje, No descansarás se pasea por todos los lugares comunes en este tipo de historias. Los ruidos, los espejos, las apariciones fugaces que sólo la protagonista parece ver, por lo que los demás personajes consideran que está perdiendo la cabeza. La búsqueda de originalidad en estos tiempos suele ser no solo infructuosa, si no que, cuando aparece, no reporta necesariamente grandes resultados. Las buenas películas de terror recientes (pocas, pero las hay) supieron explotar los lugares comunes, ya sea para reescribirlos, discutirlos o, incluso, habitarlos como parte de una tradición. En el caso que nos ocupa, no hay nada de eso; lo que vemos es un desgano para la puesta en escena, que se traduce en una incapacidad para crear climas. Y ya lo dijimos miles de veces: para el terror, el clima es fundamental.
El guión, por su parte, tiene a la obviedad como máxima, con vueltas predecibles y diálogos sentenciosos sobre la maternidad y las segundas oportunidades. Esa postura queda de manifiesto hacia el final, con una sumatoria de golpes bajos y la presencia religiosa del cielo, esa luz al final de la escalera. Diríamos que el cierre es bastante vergonzoso, pero no queremos herir sensibilidades. ¿Es entonces No descansarás otra de esas películas simplemente malas? Sí, pero ojo: esa secuencia con los dedos esqueléticos que arañan la panza bajo la ropa, no está para nada mal.