Guillaume Canet, a quien vimos en su rol como actor junto a Audrey Tatou en Juntos, nada más, llenó su casa de premios César por esta adaptación de la novela de Harlan Coben. No se lo digas a nadie es un thriller donde un hombre, que tras ocho años de dolor no termina de reponerse por el asesinato de su mujer, comienza a sospechar que ella sigue viva. Canet explota al máximo esa gran enseñanza que dejó Hitchcock: siempre es un hombre común a quien le pasa de todo. El cineasta da cátedra a la hora de demostrar que, con muy poquiito, se puede conseguir una película inquietante que mantenga al espectador aferrado a la butaca. Para que Luc Besson, cineasta emblemático del cine de género francés y productor de No se lo digas a nadie, debería tomar nota.