No te preocupes, no irá lejos (2018) nuevo film de Gus Van Sant (Milk, Elephant), es una biopic sobre John Callahan (interpretado aquí por Joaquin Phoenix), un hombre oriundo de Portland que a los 21 años, luego de una niñez y breve adultez plagada de excesos y adicciones al alcohol, tiene un accidente de auto en el que casi pierde la vida. Este acontecimiento lo impulsa, en un primer momento, a seguir autodestruyéndose; pero luego gracias al impulso de una mujer (Rooney Mara) que comienza a acercarse a él y a su "padrino" del programa de rehabilitación (Jonah Hill), descubre casi por casualidad sus habilidades como caricaturista de humor.
Así, Van Sant nos presenta las distintas aristas de un personaje complejo a través de un relato que una y otra vez nos lleva al tiempo previo al accidente, y luego de regreso a la vida de Callahan cuando ya se ha convertido en cuadripléjico, y todo esto lo hace sin caer -al menos no constantemente- en innecesarios golpes bajos.
El relato de No te preocupes, no irá lejos (2018) exhibe el quiebre en la vida de Callahan desde del accidente, pero sobre todo a partir de su ingreso al programa de rehabilitación, donde al principio es oyente de otros testimonios, para luego de su propio proceso interno, dejar las excusas y poder empezar a hablar del alcohol como su síntoma, y del escape que esta adicción representaba. "Tal vez debías quebrarte para luego volver a surgir", le dice Donnie (Hill, en un papel impactante) a John, sintetizando el camino de redención que Callahan está iniciando.
Pero luego la trama avanza, y ya más cerca en el tiempo narra como a partir de ese nuevo yo que surge, John deja de bloquearse y se permite ser activo más allá de su incapacidad motriz. De esta forma, retoma contacto con una mujer y comienza a dibujar garabatos, después personajes y luego genera chistes y caricaturas, que fieles a su personalidad, son polémicas y singulares, ya que desde el humor negro -negrísimo para 1983 y probablemente para nuestra actualidad- abordan temas como la discapacidad, la soledad y las diversas enfermedades.
No te preocupes, no irá lejos (2018) resulta un film conmovedador desde la trama y las composiciones actores (destacándose la de Joaquin Phoenix, en uno de los mejores papales de su carrera), pero decepciona un poco al enfocarse más en el proceso y cambio mental de Callahan, que en su faceta como artista irreverente. Es decir, si el film de Gus Van Sant todo el tiempo exhibe que el cambio llegó a Callahan al correrse del lugar de víctima, ¿por qué desde el relato todo se concentra en su adicción y en su discapacidad, más que en la época creativa o en la recepción de su arte, casi como si su vida se redujera sólo a lo primero ? Desde ya el relato busca ser aleccionador, pero tal vez en la constante reitación de esto, pierde un poco de potencia e interés.