Mezcla fallida de thriller, acción, y comedia negra, la última película de Tommy Wirkola (Hansel & Gretel: Cazadores de brujas, franquicia Zombis nazis) presenta a un Papa Noel más que particular y violento (David Harbour) que decide salvar a una familia acaudalada.
En las vísperas de Navidad la familia Lighthouse se reúne en su mansión e inesperadamente es tomada como rehén por un grupo de asesinos que desea quedarse con la suma millonaria que se esconde en la casa. El Papa Noel que llega a salvarlos se ve conmovido por el pedido de la niña de la familia y saca su lado más salvaje para acabar con todos los asesinos. Los métodos a los que recurre este Santa teñido de rojo son extremos por demás, un desparramo de sangre al estilo gore y huesos rotos.
Lo fallido de «Noche sin paz» no es que Papa Noel decida matar a todos de las formas más fatales posibles, sino que pendule entre esa violencia y la historia naif y color rosa de la familia unida y los deseos cumplidos. Estos tonos contrapuestos entre sí hacen que la película alterne la violencia de los asesinatos – por momentos ya aburren los recursos que se utilizan – y la historia de los protagonistas buenos del filme, un Santa emotivo, una niña con deseos navideños tiernos y todo lo predecible en este tipo de historia. El relato se torna monótono, y con lugares comunes. Ni la violencia que Wirkola introduce ni los tonos más amables son suficientes para que la película resulte tolerable.
Un filme fallido en todo sentido (el guión es básico y predecible). En su extensa duración «Noche sin paz» genera hartazgo y aburrimiento, con música de villancicos mezclada con muertes sangrientas y tiroteos por doquier.