Luego de la exitosa ¡Huye!, el cineasta estadounidense Jordan Peele vuelve al terror psicológico con Nosotros, una película protagonizada por Lupita Nyong’o que rememora a Funny Games en un comienzo, pero que termina perdiéndose hacia el final.
La historia se inicia en 1986, en una playa de Santa Cruz, California. Un matrimonio y su pequeña hija disfrutan de sus vacaciones de verano. En determinado momento, la pequeña Adelaide se separa de ellos y termina en un laberinto de espejos, donde se topa con su doble, algo que le genera (lógicamente) un trauma. Ya en el presente, la protagonista (interpretada por Lupita Nyong’o) vuelve a aquellas playas, esta vez acompañada de su marido Gabe (Winston Duke) y sus dos hijos: Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex).
A diferencia de la mayoría de las películas de terror, Peele nos anticipa que algo anda mal. Adelaide está en constante alerta y teme que nuevamente ocurra algo trágico. No pasa mucho tiempo cuando el clan familiar se topa con una sorpresa no muy agradable: cuatro sujetos ingresan a su casa. Aunque, ese no resulta ser el mayor problema sino que los “malhechores” en cuestión resultan ser personas idénticas a ellos.
Pese a sus más de 120 minutos de duración, la película en ningún momento se torna pesada o aburrida. Jordan Peele logra sostener en todo momento un clima de suspenso, que mantiene tenso al espectador hasta el último minuto. La música cumple un rol fundamental para que esto sea posible. Mientras que en algunos momentos prevalece sólo el sonido ambiente que ayuda a realzar el terror de los protagonistas, en otros suena una música potente y dramática que anticipa que algo malo está a punto de suceder.
La comedia también es un punto clave en esta nueva cinta de Peele. Si bien en los primeros minutos los chistes suenan forzados y comunes, terminan acoplándose a la trama y generando carcajadas, aun en los instantes de máxima tensión. En este aspecto también es de gran ayuda la musicalización. Escenas sangrientas pasan a ser tragicómicas a causa de la música de fondo. El director estadounidense termina creando escenas bizarras que logran asustar y hacer reír al mismo instante.
Las actuaciones también son un punto que vale la pena destacar. Si bien la película funciona en muchos aspectos, no sería lo mismo sin estas interpretaciones. Lupita Nyong’o una vez más logra sorprender (¿o a esta altura ya nos tiene acostumbrados?) y destacar sobre el resto. Genera asombro ver cómo puede interpretar a dos personajes tan opuestos y desenvolverse tan bien en ambos casos. Sus compañeros de elenco también están bien en sus respectivos papeles, pero ninguna hace algo tan memorable como lo de Nyong’o.
Como ya ocurrió en ¡Huye!, la trama cuenta con varios giros argumentales. Algunos de estos están realizados de una manera eficaz y logran sorprender al espectador. Otros, en cambio, generan desconcierto. Esto se hace notorio en la última escena, donde Peele agrega un nuevo plot twist que, por desgracia, hace que el sentido que había logrado obtener la película se vaya por la borda. Esta última escena -algo pretenciosa y tirada de los pelos– deja sin efecto lo previamente explicado.
Aquellas cuestiones fundamentalistas que había logrado plantear Peele (y que podían hacer que el espectador se cuestione luego de finalizada la película) se ven afectadas por el final. La motivación de los “villanos” también queda nula por este motivo. Más allá del fallido último plot twist (aunque asimismo a causa de éste), el guión -también a cargo de Jordan Peele- deja varias cuestiones inconclusas. Pese a esto, la cinta impacta y cumple con el objetivo de perturbar al espectador.