Max (Richard Berry, también director del film), Paul (Daniel Auteuil) y Simon (Thierry Lhermitte) son tres mejores amigos. Tienen más de cuarenta, vidas distintas entre sí, pero nunca pierden la oportunidad de reunirse para comer, charlar, reír. Pero durante una de las cenas pautadas, Simon llega tarde a lo de Max, en estado de shock, diciendo que acaba de estrangular a su mujer. De ahí, horror, desconcierto y reflexiones acerca de la amistad, la madurez y, sobre todo, las mujeres.
Basada en la exitosa obra teatral de Eric Assous (habitual guionista de Berry), la película forma parte de la tradición de comedias francesas, que tiene como antecedentes cercanos La Cena de los Tontos y El Placard, también nacidas en las tablas. Auteuil y Lhermitte son vitalicios de estos films, y no podían faltar en esta oportunidad: la química entre ellos y Berry es el pico más elevado de esta historia. Cada uno de sus gestos y de sus diálogos vale el precio de la entrada. No pretende ser más de lo que es, pero le alcanza para cautivar a un público dispuesto a reírse pero también a pensar.