El director Mike Flanagan nos demostró que era capaz de generar lindos climas de terror y suspenso con su película anterior, estrenada de manera tardía pero al fin en salas de nuestro país, Absentia. Y ahora apuesta a hacerlo de nuevo con esta historia de dos hermanos que tras una tragedia que acabó con la vida de sus padres se separaron y vuelven a juntarse cuando uno de ellos sale de un psiquiátrico.
Kaylie y Tim son los hermanos de la película que se centra en un espejo antiguo con extraños poderes. Con un montaje paralelo entre lo que pasó cuando ellos eran chicos y lo que les sucederá ahora que, sobre todo ella, se cree preparada para vencerlo o al menos dejar registro de lo que realmente sucedió, el espejo funciona en la película como una especie del hotel Overlook en “El resplandor”.
Visiones, voces que no existen, fantasmas, imágenes confusas, deshidratación, pérdida de tiempo son algunas de las cosas que este espejo puede provocar, primero sin que uno lo notara, hasta que uno de los personajes tuvo suficiente tiempo de reflexionar y averiguar todo lo que pasó incluso antes.
Mientras Tim acaba de salir del hospital donde parecen haberle hecho, según su hermana, un lavado de cerebro, y apenas recuerda hechos de aquel hecho traumático, y muchos de manera incluso incorrecta, Kaylie parece una paranoica obsesionada con los poderes sobrenaturales de un objeto tan corriente como puede ser un espejo.
Pero es cuestión de tiempo hasta que los dos se encierren nuevamente en esa casa intentando entender, como si así hubiera forma de vencerlo. Con un sublime trabajo de edición que nos traslada continuamente de un tiempo a otro, con saltos muy cuidados, “Oculus” es una película de género que funciona no sólo a la hora de generar estos climas pesadillezcos, sino también con un argumento tan atractivo como sólido.
El espectador transita estos estados junto a los protagonistas, nunca sabe uno más que el otro, y más que terror genera una enorme tensión la poco más de hora y media que dura la película. En “Oculus” el presupuesto no parece ser mucho mayor que aquel que el director tuvo para “Absentia” y demuestra así una vez más que no lo necesita para generar lo que quiere generar.
Que con una buena historia y una buena dirección se puede hacer una linda película de terror. Y “Oculus” lo es, especialmente para los fanáticos más exigentes del género. Es cierto que entre los dos protagonistas, Brenton Thwaites y Karen Gillan, la que destaca con notoria diferencia es ella. Y que más que escenas gore (aunque haya alguna muy interesante), son climas los que hacen a la película.
No apta para un espectador que busca sustos fáciles, pero sí para aquel que le gusta adentrarse y dejarse llevar por una buena historia de terror y suspenso.