A tan sólo una semana de estrenar Vergara, Sergio Mazza ahora estrena "One Shot", una película que gira en torno a dos personajes que quedan aislados hasta que se encuentran, ubicados en un pueblo de Entre Ríos.
Si bien son dos los protagonistas (y cada protagonista con una temática precisa bastante clara: uno la transexualidad, el otro la inmigración, ambas como causa de la soledad que sienten), "One Shot" dedica un mayor tiempo y desarrollo al personaje de Marita, una mujer transexual que en su nueva vida como la mujer que sentía que era enfrascada en el cuerpo de un hombre ahora lidia con la discriminación constante de la sociedad que la rodea.
Mientras no puede continuar con su trabajo en la escribanía que pertenece a medias por su ex mujer porque alegan no querer atenderse con ella, se resiste a separarse de la mujer que ama y que le brindó una hija que al mismo tiempo ya le dio nietos. "One shot" comienza con un estilo más clásico de narración pero a medida que avanza parece no poder soltar a sus personajes al punto de protagonizar largas escenas que quizás se tornan un poco reiterativas.
Algo así pasa cuando aparece Esther Goris (cuya presencia en la película resulta hermosa), como la ex mujer de Marita, quien la apoyó en todo este cambio pero no puede seguir junto a ella porque, además de actitudes que quizás ni siquiera ella nota como tal, no se siente atraída a las mujeres.
Toda esa secuencia de las largas horas que pasan discutiendo, a las cuales luego se suma la presencia de la hija, interpretada por Belén Blanco, están plasmadas durante largos minutos, durante largas conversaciones, con un estilo cuasi documental. Es tras estas secuencias que el otro personaje en cuestión, al que se conoce como Sensei, un inmigrante chino, termina quedando un poco desligado y olvidado.
Cuando se lo retoma de todos modos queda evidente que es un personaje que quizás no necesitaba más tiempo, que con pocas escenas de un guion (escrito por el director) que sabe lo que quiere contar le alcanzan. María Laura Alemán es quien sobrelleva gran parte de esta película, una mujer transexual que probablemente tuvo que enfrentarse en su vida real a muchas situaciones o comentarios como los que enfrenta su personaje.
Lo hace de una manera muy potente, expresando todo un abanico de sensaciones a lo largo del relato, estructurado en capítulos de una manera a simple vista algo azarosa, y que incluyen textos que ponen en situación y contexto, no sólo cosas específicas a su personaje (como cierto mensaje que lee, o la cantidad de horas que pasan discutiendo) sino también de la vida real, lo que también refuerza esa sensación de documental que por momentos ofrece la película.
Datos sobre la transexualidad, la inmigración, y la discriminación que conlleva todo eso.
Aunque despareja, aunque a veces reiterativa y aunque el desarrollo del personaje de Sensei por momentos parezca navegar a la deriva, "One Shot" es una película que expone temáticas y datos necesarios y al mismo tiempo cuenta dos historias que terminarán siendo una.
Un relato chiquito, cuidado y narrado con mucho cariño por estos personajes, que se transmite desde el minuto uno. A la larga es la historia de dos personajes que van y vienen tratando de sentirse un poco menos solos.