Entre las historias y personajes de la última dictadura militar en Argentina, lo vivido por Edgar Tulio “Tucho” Valenzuela no fue menor. Como uno de los oficiales de la organización guerrillera Montoneros, él y su familia fueron puestos a una dura prueba que los dejó en una posición extraña incluso para sus aliados. El episodio originó la novela Tucho, de Rafael Bielsa, que Leonardo Bechini adaptó al cine como Operación México: Un pacto de Amor (2016).
En 1978, Tucho (Luciano Cáceres), su mujer (Ximena Fassi) y el hijo de ella son secuestrados por un grupo paramilitar y apresados en Quinta de Funes, centro de detención ubicado en Santa Fe, donde conviven con militares y rebeldes reconvertidos. A cambio de que liberen al chico y protejan a su mujer, embarazada, Tucho acepta viajar a México y participar en una misión de contraespinaje, con el propósito de asesinar a los altos mandos de Montoneros. Una misión riesgosa, en la que están en juego cuestiones políticas, ideológicas y, sobre todo, familiares.
La película funciona como un thriller policial con demasiado traso grueso si se tiene en cuenta que está plasmando un hecho histórico. Si bien se nota el intento de Bechini por mostrar que fue una época donde los conceptos de héroes y de villanos no podían distinguirse con facilidad, los militares por momentos aparecen retratados cual demonios, al borde de la caricatura, como el por entonces comandante del cuerpo de Ingenieros del Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri (Héctor Calori). La ambientación de época es correcta y los exteriores en Cuba están bien aprovechados, aunque se nota el uso de croma durante las escenas que suceden en Brasil.
Luciano Cáceres hace una gran labor como Tucho Valenzuela, con una estupenda caracterización física y una entrega total. Se carga la película al hombro, pero no alcanza para levantar el nivel de una producción que podría haber apostado menos a una fórmula convencional.