Lo que distingue a Pablo Escobar: La traición, de las demás ficciones del famoso narcotraficante —Pablo Escobar, el patrón del mal (2012), Escobar: Paraíso perdido (2014), o las dos primeras temporadas de Narcos (2015-2016)— es conocer su historia, esta vez, a través de la mirada de una de sus amantes, la periodista y presentadora de televisión colombiana Virginia Vallejo.
Si bien el guion está basado en la novela escrita por Vallejo en 2007 titulada Amando a Pablo, odiando a Escobar, el español Fernando León de Aranoa, conocido por haber dirigido películas como Los lunes al sol (2002), en la que ya había trabajado con Javier Bardem, o Un día perfecto (2015), pretende retratar todas las facetas posibles de Escobar —la del narco, el amante, el padre y el político— y abarcar una cronología muy extensa en poco tiempo. Y es, lamentablemente por eso, que se queda a mitad de camino.
En este film se nos cuenta la vida de Escobar (Javier Bardem) desde que conoce a Virginia Vallejo (Penélope Cruz), cuando está por formarse el cartel de Medellín, y vemos como ambos transitan los sucesos más relevantes que dieron origen al ascenso y a la caída de su imperio.
Una decisión más ligada a la producción que al guion, pero que sin duda hace ruido en la película, es que Cruz y Bardem, siendo actores españoles, hablen en inglés, e incluso esporádicamente digan modismos latinos con un forzado acento colombiano. La pareja, que ya había trabajado anteriormente en películas como Jamón, jamón (1992), Vicky, Christina, Barcelona (2008) y El consejero (2013), transmite una buena química, aunque por momentos, especialmente el personaje de Cruz, cae en la caricaturización.
Con respecto al resto del reparto, hay ciertos personajes secundarios que tendrían el potencial de añadirle complejidad a la trama como Peter Sarsgaard interpretando a uno de los policías a cargo del caso, Julieth Restrepo como la esposa de Escobar, u Óscar Jaenada como uno de sus socios, pero que terminan resultando olvidables al no estar lo suficientemente desarrollados.
Si hay un factor que indudablemente le quita la calidez y la naturalidad que la película bien podría tener, es el recurso de la voz en off de Vallejo que, más que aportar, subraya hechos que generalmente ya se nos muestran de forma explícita en el film, y termina siendo un pase de información innecesario y superficial. Cabe mencionar que las escenas de acción que se nos presentan en Pablo Escobar: La traición son, por su prolijidad, lo más destacable y memorable de la película. El gran problema es que, de la manera en la que está planteada la trama, lo primordial debería ser el drama.
En resumen, la película es correcta, pero al querer abarcar tanto sin dar tiempo de profundizar ni de generar empatía con ninguno de los personajes, y al no arriesgarse y asumir una posición respecto a lo que se cuenta, carece de una impronta propia, y termina siendo así, de Pablo Escobar, una historia más.