Amistad, fútbol y sentimientos
Es para quienes hayan apreciado las dotes para la comedia que mostró Juan Taratuto en No sos vos, soy yo o en Un novio para mi mujer -por sólo mencionar un par de títulos- y aun para quienes hayan valorado su arriesgada exploración de territorios más dramáticos (La reconstrucción), esta nueva aventura del director, esta vez a partir de un relato melancólico y futbolero de Eduardo Sacheri, puede generar algo parecido a una decepción.
Historia de varones -tipos de barrio, fanas de Independiente y por cierto bastante machistas ("La única mujer que vas a amar en la vida va a ser tu hija", resume uno de ellos, ya que considera a la nena como su novia y a su esposa como su suegra)-, el fútbol constituye un tema central en su vida. Lo es incluso en éste, el momento más dramático de su relación, ahora que uno de los cuatro originales miembros del grupo (el que llamaban el Ruso) acaba de morir.
La historia empieza precisamente en el cementerio. Y enseguida vuelve al fútbol porque el Ruso no ha dejado como legado para su hija más que un jugador de fútbol, bastante devaluado, teniendo en cuenta que se trata de un delantero que raramente emboca un gol, que ha ido a parar a préstamo a un modestísimo club de Santiago del Estero y es bastante improbable que se lo pueda negociar a uno del exterior para recuperar algo de los miles de dólares (todos los que tenía) que el fallecido invirtió en su compra, confiando en su futuro ya que alguna vez había pertenecido al seleccionado Sub 17. Lo peor es que los tres amigos (andan por los 40, pero en más de una ocasión se los ve actuar como adolescentes) han decidido hacerse cargo del ignoto Pittilanga, con la esperanza de que una venta les rinda lo suficiente para reemplazar al padre de la nena por lo menos solventando los gastos de su educación. Y por supuesto, piensan vigilar que ni uno de los presuntos billetes que deban invertir vaya a parar a manos de la viuda, no sólo porque el finado ya estaba dispuesto al divorcio, sino porque todos tienen de ella la peor de las opiniones.
El film prefiere hacer hincapié en lo sentimental, lo que no siempre logra. Y si el interés del relato se sostiene a duras penas es gracias a la desenvoltura de los actores y al humor filtrado en algunas líneas de diálogo.