Honestidad y humor verde
Los hermanos Bobby y Peter Farrelly gozaron de un enorme éxito durante la década del ´90 con una seguidilla de comedias desquiciadas y súper escatológicas que dejaron huella en el género, específicamente hablamos de Tonto y Retonto (Dumb & Dumber, 1994), Loco por Mary (There´s Something About Mary, 1998) e Irene, Yo y Mi Otro Yo (Me, Myself & Irene, 2000). Pero la decadencia sobrevino de inmediato bajo la forma de propuestas que limitaban los decibeles y pretendían incorporar las distintas vertientes de los dilemas románticos a la misma estructura de siempre basada en el humor verde y la sensibilidad.
Podríamos afirmar que los señores padecen el “complejo de los comediantes maduros”, léase conocimiento previo del público de todos los remates e innegable cansancio por parte del dúo de directores. De hecho, no se los puede acusar de no haber intentado un cambio de rumbo ya que a ello apuntaban las desparejas Osmosis Jones (2001), Amor Ciego (Shallow Hal, 2001), Inseparablemente Juntos (Stuck on You, 2003) y Amor en Juego (Fever Pitch, 2005). El problema principal es que su carrera en términos de calidad fue en declive, llegando a un subsuelo digno -aunque subsuelo al fin- con sus dos últimas realizaciones.
Ni La Mujer de Mis Pesadillas (The Heartbreak Kid, 2007) ni la presente Pase Libre (Hall Pass, 2011) constituyen regresos con gloria o productos relativamente equilibrados como los anteriores, aún con sus defectos. El cine de los Farrelly siempre fue contradictorio: mientras que a nivel ideológico es bastante conservador, en lo que respecta al contenido y los aspectos formales suele ser un tanto radical para el “Hollywood promedio”. Sus primeros trabajos proponían un caos controlado que funcionaba de maravillas dentro de los parámetros que guiaban la trama, así el corazón se mezclaba con los genitales y las heces.
En algún punto el sistema se vino abajo y sólo quedó en pie el clasicismo para con los vaivenes morales; hoy los toques groseros no generan risas y hasta se sienten demasiado forzados (quizás son esos “rasgos estilísticos” que muchos artistas se ven obligados a incluir por automatismo y/ o para no defraudar a su séquito de aduladores). La historia en esta oportunidad es muy simple: Rick (Owen Wilson) y Fred (Jason Sudeikis) obtienen de sus esposas Maggie (Jenna Fischer) y Grace (Christina Applegate) ese “pase libre” del título por una semana fuera del matrimonio para disfrutar con otras mujeres sin reproches.
Como de costumbre tratándose de una película de los hermanos, las moralejas pasan por la proverbial estupidez del macho y la perspicacia casi natural de la hembra: ellos acumulan fallidos y ellas aprovechan el período de libertad. El film cuenta con un comienzo promisorio, está construido con honestidad y pone en el tablero algunos tópicos interesantes relacionados con las crisis, los hijos y la incomunicación en la pareja. Si bien se agradece la participación de Richard Jenkins, hay que reconocer que la obra derrapa feo de mitad hacia delante cuando pretende bombardearnos con detalles chabacanos que ya no asustan a nadie.