Llega a las salas de cine Paternal, el cuarto documental del cineasta Eduardo Yedlin. En esta ocasión nos adentra en la historia de Adolfo Roitman, curador de los «rollos del Mar Muerto».
El documental, en un comienzo, se enfoca en retratar la vida más mundana de Adolfo Roitman. La cámara lo sigue por las calles del pueblo de San Juan en el que nació. Luego lo vemos recorrer Paternal, barrio porteño en el que se crío. Y, finalmente, nos traslada hasta el Museo de Israel en Jerusalem, donde se dedica a cuidar los llamados “rollos del Mar Muerto”, los manuscritos bíblicos más antiguos conocidos hasta la fecha. Eduardo Yedlin no sólo apunta a la historia de Roitman en sí, sino que también pone énfasis en la historia del judaísmo en general.
Para contar esta historia, el cineasta no va hacia los típicos datos duros (archivo) o testimonios de terceros, sino que cuenta directamente con la palabra del mismísimo Adolfo Roitman. Si bien esto le aporta más entidad al relato, la realidad es que ocasiona que sólo se tenga una visión de las cosas y que, finalmente, el documental pierda dinamismo y se vea opacado por una única voz.
Por momentos Yedlin parece perder el rumbo y no tener claro hacia dónde ir. Las idas y vueltas de la trama (la vida de Roitman en sí, la historia sobre Jerusalem en general y hasta un repaso por la santificación hacia la figura de Diego Maradona) ocasionan que, poco a poco, se vaya perdiendo el interés en lo que se nos está contando. Finalmente Paternal resulta un documental algo tosco del que poco se puede rescatar tanto sobre Roitman como sobre el judaísmo.
Paternal es un documental que, finalmente, no llega a ningún puerto. Cada situación está contada por arriba y los diferentes puntos no logran aunarse entre sí. Además, cuenta con poca información respecto a los temas que se abordan.