En estos días se habla mucho del homenaje que supone para el cine familiar de los 80 la reciente Super 8 de J.J. Abrams. Como suele ocurrir frecuentemente, los focos se dirigen sobre esta película, dejando de lado otro homenaje en forma de parodia al cine de ciencia ficción de los años 80; se trata de Paul de Greg Mottola.
Paul nos cuenta la historia de dos británicos, Graeme y Clive, asistentes a la comic-con de Los Ángeles que deciden cruzar estados unidos visitando todos los lugares de poder en su vuelta hacia la costa este a bordo de un motorhome. Se presenta con una estructura clásica de una Road Movie, que se verá truncada como tal cuando los infortunados protagonistas se topen, en las cercanías del Area 51 con Paul, un extraterrestre que se acaba de fugar de un laboratorio secreto. Desde ese momento, suceden una suerte de delirantes incidentes donde se destripan los tópicos con los que los anglosajones de ambos lados del charco se ven unos a otros.
Así, Graem y Clive aparecen como una caricatura inocente de unos europeos ingenuos e inseguros que al atravesar los Estados Unidos parodiando a la Road Movie por excelencia, Thelma y Louise , coincidirán por el camino con todo el elenco de personajes que cabría suponer encontrarse en el medio oeste americano en una sucesión de incontables referencias en forma de gags que al espectador no le costará reconocer, tanto es así que se intuyen incluso homenajes a cintas que a su vez ya homenajeaban al género como al pasear al alienígena disfrazado, como en ET, al igual que ya hiciera Kevin Smith en Jay and Silent Bob Strike Back , o la conversación con el Marshall en la gasolinera que ya llevó al cine Robert Rodriguez en Del crepúsculo al amanecer.
Mottola al que concemos por las agudas Superbad y “Adventureland” de 2009, nos propone en “Paul” un ensayo sobre películas de género fantástico que destacaron en la taquilla durante los años 80, en una historia hecha a medida para lucimiento de la pareja cómica “Simon Pegg” y “Nick Frost”, inolvidables tras su interpretación de la muy británica Muertos de risa. No en vano, son los propios Pegg y Frost los responsables de un guión completo, donde a modo de Trivial Pursuit de hora y media, podemos jugar a adivinar donde hemos visto tal o cual escena con anterioridad. Merece destacar, en este sentido, las continúas menciones a la mujer con tres pechos de El vengador del futuro, si bien, se ven durante toda la película divertidas alusiones a múltiples títulos como Los cazadores del arca perdida. Ni que decir tiene que la serie Hombres de negro aparece representada, tanto en el comienzo, como durante el desarrollo. No sólo eso. La complicada situación política mundial da lugar a gran cantidad de sarcasmos. Así, son frecuentes referencias a la actualidad, como la mención a Guantánamo, o la inmigración ilegal, a través de numerosos juegos de palabras con la palabra “alien” en su versión en inglés.
Aderezada con continuos cameos (el propio Spielberg se pone voz a sí mismo), la película mantiene un ritmo constante a lo largo de todo el metraje, sin llegar en ningún momento a cansar, y con una trama paralela que le añade la dosis justa de intriga.
Una muy buena película con la que pasaremos momentos muy divertidos y que se hace indispensable ver en versión original para captar toda su esencia.