Quise descansar un par de días después de verla para sentarme a escribir sobre este film. Cuando la película terminó, me quedé muy desamparada y me costó recuperarme. Desde ese lugar, intentar hacer una crítica “justa” es imposible. Entonces me dediqué a pensar qué es lo que hace tan conmovedor este film, si es que no hay respeto por el otro, si es que son chicos, pero no, creo que lo que hace tan conmovedor a este film es el simple hecho de ser uno de los más violentos que vi con una de las víctimas más indefensas que vi.
“Pelo malo” toca tantos temas tan cotidianos que uno no puede marcar la distancia. Es la historia de un chico que tiene que sacarse la foto para entrar a la escuela y en su parámetro de belleza está imitar a un cantante que tiene pelo lacio, lo opuesto a él, que lo tiene “malo”, indomable. Pero ese es el tema: su madre no entiende que es un juego y empieza a reprimirlo porque lo interpreta como signos de homosexualidad. Ella, que fue despedida de su trabajo en el que era seguridad, se dedica a monitorear la vida y gestos de su hijo sin que éste pueda llegar a ella.
De todas maneras, al ser un film con niños, ellos llevan sobre sus hombros mucho de la trama y con eso su picardía funciona como un espacio liberador. Los vemos jugando al “veo veo” mientras nos llevan por esos barrios de Venezuela, donde la luz del sol quema paisajes y deja las casas medio a oscuras, lo que también se traslada a lo que sucede puertas adentro.
Contextualizando maravillosamente bien, tenemos al momento en el que el pueblo venezolano empieza a raparse en solidaridad con Chávez y su tratamiento de quimioterapia. Ese país polarizado, donde aparecen vínculos divididos cual el muro de Berlín, que presenta este amor pasional tan unilateral y que no puede ser correspondido. ¿O un líder puede responder a cada uno de los deseos de sus liderados? Y eso es lo que vemos dentro de cada hogar: el rechazo de la madre, el cobijo de la abuela, la presencia de las armas y la militarización como una amenaza de perder a los hijos de la casa.
Los actores lo defienden a uñas y dientes al relato crudo y su planteo. Samantha Castillo está soberbia como esta madre dura como la piedra, muerta de miedo y fracaso y Samuel Lange nos roba el corazón en esta que es su primera película.
Mariana Rondón y su visión, hacen que se te encoja el corazón. Un gran trabajo de luces y ambientes que hacen imposible alienarse de la historia.
Maravillosamente perturbadora. Tremenda.