¿Una infancia feliz?
Rachel (Juliette Gombert) es una nena de 9 años, callada, tranquila y un tanto introvertida a la que le cuesta hacer amigos, por lo que su sobreprotectora madre decide enviarla a terapia, cuando en realidad lo único que necesita es un poco más de libertad.
La vida de Rachel cambia cuando el primer día de colegio se sienta junto a Valérie (Anna Lemarchand), una nena simpática, decidida y charlatana que parece ser todo lo opuesto a ella. Sin embargo, rápidamente se hacen amigas y juntas exploran el mundo a su alrededor, espían a los adultos, juegan, y se hacen todas las preguntas típicas de la edad.
La película esta contada desde la perspectiva de las niñas, la realidad se mezcla con las imágenes que crean en sus mentes, y esto le aporta originalidad y encanto, no solo a la estética sino también a la narración, por lo que película tiene una agilidad que parece reflejar la personalidad de las nenas.
Ambas niñas realizan muy buenas actuaciones, y tienen la gracia y el carisma suficiente como para sostener la película. Es por eso que hubiese sido suficiente con contar solo la relación entre las pequeñas, pero la historia no se queda ahí, sino que mezcla también a los personajes adultos, los padres de Rachel y la madre de Valérie, en una historia que no termina de cerrar y que no aporta nada al relato. Como si esto no fuera poco para aburrir y distraer al espectador, el final es extraño e inesperado, y parece no tener nada que ver con el hilo de la historia.
Es una narración sencilla y simpática sobre la infancia, con un guión lleno de elementos que no aportan nada, y solo confunden al espectador.