Suspenso básico en el taquillero rostro de Sarah Michelle Gellar que esta vez en vez de cazar vampiros afronta un desvío que cambia su vida.
Volver al cine después de exámenes es un placer, elegir un film de suspenso en el que haya que pensar mucho no es lo ideal salvo tratándose de Personalidad Mútilple, estrenada el pasado 16 de diciembre, donde los lectores policiales y amantes del suspenso, podemos adivinar el final con poca astucia y mucho oficio.
Personalidad Múltiple/Possession, narra la maravillosa vida de Jessica, Jess para los íntimos, (a cargo de Sarah Michelle Gellar, conocida en TV por su personaje de la chica caza vampiros). Ella tiene un matrimonio de esos que ya no se ven. Un amante esposo que reúne todos los tips del romanticismo, interpretado por Michael Landes, así Ryan es un amoroso marido que no deja ningún detalle fuera para que su matrimonio disfrute de las mieles eternas.
Pero…siempre hay un pero, ambos deben compartir la casa con el hermano de él, Roman, interpretado por Lee Pace, que es un ex convicto que provoca inquietud en Jess que es una abogada exitosa y no necesita nada más para ser feliz.
La desgracia decide cruzar la vida de la joven y los dos hermanos sufren un accidente que los deja en coma y a expensas de un milagro de sobrevida. Todo parece haberse desmoronado por completo hasta que para que el suspenso reine y no se imponga una tragedia, Roman despierta como si fuera Ryan, aduciendo que sus recuerdos le pertenecen, como así también sus afectos más íntimos. Hasta aquí reinaba el dramatismo y de pronto lo que se pone en juego es una expansión en donde los desvíos y el cruce de vidas llevan al espectador a un clima de suspense que sin alcanzar un clímax de los grandes, mantendría en vilo a la platea sino fuera por la previsibilidad que nos acecha desde el inicio.
Que el film dure sólo 85’ ayuda a no caer en las temidas trampas de lo previsible absoluto y aunque las actuaciones no sean descollantes en ningún caso, son efectivas para una historia pasatista que puede considerarse buena por la altura del año en la que estamos pero que en modo alguno es la perla que buscan los amantes del género suspenso. La realización técnica es correcta y diciembre no nos deja una multitud de alternativas.