¿El cambio es una elección?
La pobre Sarah Michelle Gellar sigue sin encontrarle un rumbo a su carrera y proyectos deficitarios como el presente no hacen más que confirmar sus problemas a la hora de hallar un film más o menos interesante. Por supuesto que en esta coyuntura juegan un rol central el encasillamiento y las pocas ideas de los productores de Hollywood: a partir del final de Buffy, La Cazavampiros, tanto desde la industria como de los márgenes independientes, no han cesado de ofrecerle el mismo papel de esposa treintañera acosada por fantasmas (lo paradójico es que sus lamentables intentos de hacer algo distinto generan aún más miedo).
Con semejante título y una mínima sinopsis ya está todo dicho: Personalidad Múltiple (Possession, 2009) comienza presentándonos las tensiones existentes entre Jess (Gellar) y su cuñado Roman (Lee Pace), sin que su marido Ryan (Michael Landes) se preocupe demasiado al respecto. El ex presidiario abandona de golpe el hogar de la pareja, su hermano se marcha desesperado a buscarlo y ambos terminan en coma luego de chocar uno contra el otro en un terrible accidente automovilístico. El asunto empeora cuando Roman se despierta y afirma ser Ryan, situación a la que Jess paulatinamente se irá acostumbrando…
Para aquellos que no lo sepan estamos hablando de una remake de una película surcoreana llamada Addicted (Jungdok, 2002), la cual por cierto era muchísimo mejor que este opus deslucido de los suecos Joel Bergvall y Simon Sandquist. Combinando el suspenso psicológico y el thriller sobrenatural, sin salir airosa en ninguna de las dos vertientes, la propuesta no llega a ser un mamarracho pero exuda torpeza durante gran parte de la narración y en conjunto no encontramos ni un gramo de originalidad. Los únicos puntos que merecen ser rescatados son las actuaciones y el segmento melodramático de la mitad.
Al igual que El Día del Juicio Final (Unthinkable, 2010), Personalidad Múltiple salió en el mercado norteamericano como un “directo a DVD”: si hay apellidos de renombre esta falta de confianza suele ser un indicio de que la realización sufrió inconvenientes varios (ya sea desavenencias entre los responsables, disconformidad con el resultado final o simples dificultades financieras de las compañías involucradas). De hecho, Yari Film Group pidió la quiebra antes del estreno y así le regaló un poco más de mala suerte a Sarah Michelle Gellar, quien a esta altura se debe estar preguntando si el ansiado cambio es una elección...