La película plantea una historia en la cual, una raza extraterrestre, malinterpreta un mensaje enviado al espacio en la década del ochenta y deciden venir a la tierra a desencadenar una guerra que tiene como protagonistas a los videojuegos originarios.
Adam Sandler encabeza el elenco de esta película, creando un personaje que lejos del clásico cliché del fanático obsesivo de los videojuegos, es un personaje muy autosuficiente, confiado y hasta altanero. Acompañado por Kevin James, Michelle Monaghan y Peter Dinklage entre los más conocidos de los actores, se dedicaran de lleno a salvar a la tierra de tan terrible invasión.
Algunos chistes de la película funcionan muy bien, y las secuencias de acción son todas buenas, pero esta película puede tener problemas por dos cosas: Por un lado, ya en Futurama hemos visto todo esto, resumido en un muy efectivo bloque de TV que dura 8 minutos, y por otro lado, ya hemos visto gran parte de los encantos retro de esta película en Ralph, el demoledor (Wreck-It Ralph, Rich Moore, 2012).
La película esta destinada a hacer muy buenos números en la taquilla, pero la gran pregunta que hay que hacerse es: Siendo tan infantil el target al que apunta, ¿es realmente efectiva al momento de crear esa nostalgia por videojuegos que los niños no solo no conocen, sino que no comprenden? Solo con tener en cuenta que los chicos de menos de 15 años desconocen completamente el concepto de que “acabadas las tres vidas, el juego se termina” ya se genera la duda respecto a que tanto puede llegar a funcionar, mas allá del mero entretenimiento que genera.