Un poblado de criaturas verdes, con muchas similitudes con Shrek (Joe Stillman es guionista de ambas producciones) se encuentra ante un gran problema: llega un astronauta de la Tierra y clava la bandera estadounidense. A partir de allí habrá quienes están a favor y en contra del invasor, en una mirada que tiene como objetivo dejar la moraleja de la convivencia y el respeto al distinto. La animación entretiene, es políticamente correcta y no se aparta del estilo de las producciones norteamericanas. Quizá el único gran error del filme.