La última película del director David Cronenberg llega por fin a las salas argentinas y en ella hace un crudo y ácido retrato sobre Hollywood pero además sobre la familia. Adaptación de la novela de Bruce Wagner, quien acá se encarga también del guión, esta historia, que sucede en Los Angeles pero fue rodada en Canadá, trata sobre diferentes personajes que giran alrededor de una familia.
Una familia en la que su hijo de 13 años es una gran estrella pero lejos de ser sólo una promesa, su carrera fue tan voraz que ya cayó en las drogas y en su posterior rehabilitación.
Sus padres, compuestos por Olivia Williams, actriz no siempre reconocida como se lo merece, y el prolífico John Cusack, alientan su carrera continuamente mientras se mantienen alejados de su única hija, a quien enviaron lejos por ser peligrosa; un peligro para sus vidas, para sus carreras, para su imagen.
Mientras Cusack interpreta a una especie de gurú de celebridades, es que tiene como clienta a una actriz ya en el ocaso de su carrera, bella y sexy pero con el paso del tiempo pesándole, casi como si se hubiera convertido ni siquiera en la sombra de lo que fue, sino de lo que era su madre.
Es Julianne Moore la que interpreta de manera magistral (aunque no sorprende de esta actriz que ya regaló maravillosas interpretaciones para directores como Todd Haynes, Paul Thomas Anderson y Alfonso Cuarón, entre otros) a esta actriz que lucha por seguir manteniéndose vigente y para eso debe ganarse el papel que consagró a su madre. Aquí aparece la primera entidad encarnada, y es Sarah Gadon (que ya trabajó con Cronenberg en” Cosmopolis” y se la puede ver en cartelera con “Drácula Untold”) quien le entrega vida a un fantasma.
Mia Wasikowska es Agatha, la joven que llega de las afueras, con cicatrices en el rostro y siempre usando guantes, y que, por recomendación de Carrie Fisher, con quien mantiene contacto vía twitter, se convierte en la ayudante de Havana (Moore).
Por último, Robert Pattinson interpreta a quien sería el propio Wagner en la novela, un conductor de limusinas que se pasea por Los Ángeles llevando casualmente a alguna celebridad, y quiere ser parte de ese universo, pero apenas consigue ser un extra en alguna producción.
No convendría adelantar más sobre lo que cuenta la película, pero sí afirmar que si bien no es el Cronenberg más clásico, por lo tanto el más esperado, “Polvo de estrellas” sigue teniendo su sello, apostando a relatos crudos, con mutaciones, perversiones y obsesiones, en esta sátira sobre Hollywood.
Un Hollywood lleno de fantasmas, peligroso pero atrayente. Lo cantó Madonna: “¿Cómo puede lastimarte lo que luce tan atractivo?”. Acá Hollywood es algo parecido al infierno, haciendo de esta película un retrato oscuro y desolador, aunque también logra aportar humor, más que nada gracias a Moore en su papel. Extraña y visceral, no apta para cualquier espectador y con un Cronenberg que sigue siendo tan interesante como siempre.