Repulsivo. Audaz. Fascinante. El director David Cronenberg nunca deja de generar expectativa. Desde sus primeros cortos y mediometrajes, como Stereo y Crime to the Future, dio muestras de un talento y de obsesiones que lo volverían un artista único. Un cineasta que supo mutar tanto como sus personajes y el mundo que los rodea: del cine experimental pasó al exploitation, de ahí a proyectos hollywoodenses (que nunca dejaba de filmar en su Canadá natal), de ahí a un cine más “artístico y serio”… pero siempre conservando su esencia.
En Polvo de Estrellas (título argentino de Maps to the Stars) traslada sus obsesiones a la denominada Meca del Cine, centrándose en un grupo de individuos con diferentes tormentos personales: una actriz en decadencia (Julianne Moore), acosada por fantasmas internos; una familia compuesta por un gurú de los medios (John Cusack) y una madre (Olivia Williams), pendiente del hijo de ambos (Evan Bird), una estrella de cine juvenil que ya está lidiando con los excesos; una joven de rostro quemado (Mia Wasikowska), que se involucrará en la vida de estas figuras del jet set, y un chofer de limusina y aspirante a actor (Robert Pattinson) que sabe satisfacer a sus clientas.
Una sátira del costado más tenebroso de Hollywood, y una suerte de continuación de Cosmópolis, la película anterior del Cronenberg, ya que en determinado momento, la crítica social deviene en un thriller violento, donde los protagonistas cruzan todos los límites. Claro que el realizador nunca abandona sus temas recurrentes: la carne en descomposición, o al menos mutando (Havana, el personaje de Moore, que no puede evitar que ya no es muy joven en un microcosmos que rinde tributo a la juventud), lo que también provoca un cambio en la percepción; el sexo como canalizador de emociones, incluyendo tríos y un guiño a Crash: Extraños Placeres… Un interesante combo marca de la casa.
John Cusack, Julianne Moore y Mia Wasikowska encajan perfecto en la obra cronenbergiana, y brindan actuaciones tan atrevidas como el guión de Bruce Wagner, otrora colaborador de Wes Craven. De hecho, Moore ganó el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes. Robert Pattinson tiene menos protagonismo que en Cosmópolis, pero incide en la trama. Por su parte, Sarah Gadon repiten con el director, y Evan Bird es toda una revelación.
Una serie de detalles en el tercer acto confunden al espectador, y hasta lo dejan con ganas de más, pero Polvo de Estrellas sigue siendo un film potente, retorcido y venenoso. La mejor prueba de que hasta el trabajo menos genial de David Cronenberg es para tener en cuenta.