EL CINE COMO MANIFIESTO PARA ESCLARECER LA VERDAD
Una vez más, François Ozon aborda temáticas complejas que involucran al ser humano. Fiel a su estilo psicológico, en Por gracia de Dios las circunstancias históricas y sociales son un poco más complicadas: el cineasta francés lleva al cine una historia real que actualmente espera su condena. Se trata de los abusos sexuales que realizó el cura Berband Preynant, quien se encuentra esperando el juicio por sus delitos pedófilos cometidos en el grupo scout de la parroquia de Sainte-Foy-lès-Lyon durante las décadas del ´70 y ´90.
Con idas y vueltas por pedido del mismo Preynant, el largometraje finalmente fue estrenado y galardonado en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Si bien la historia narra el nacimiento de la asociación La Parole Libérée (La palabra liberada), conformada por las víctimas de los abusos del cura Preynant, el realizador conecta las historias de los primeros cuatro miembros fundadores de la asociación.
Esta vez, Ozon se aleja del universo femenino, metiéndose por completo en el masculino. Somos testigos del dolor, la fragilidad, la enfermedad, los traumas que siente cada uno de los protagonistas, cargando física y emocionalmente con el peso del abuso, la injusticia y el silencio. Vemos cómo en cada historia la herida se manifiesta en las cuestiones más profundas que involucran a un hombre en su mundo interior: la familia, la paternidad, la sexualidad, el amor, la religión y el trabajo.
El silencio, el retraimiento, el borrar el recuerdo, son las reacciones primarias que fueron incorporadas desde pequeños en los hombres. Por “vergüenza al qué dirán”, en medio del proceso de esclarecimiento, los protagonistas repudian las distintas actitudes tomadas por sus familiares en el pasado, responsabilizándolos, también, de haber callado. Eso también sustenta que el relato se fragmente en cuatro partes, nunca divididas, siempre unidas por el esclarecimiento de la verdad, tejiendo redes entre los personajes y sus historias que tienen como lucha principal la condena del cura Preynant y la formación de la asociación para que no prescriba la causa y que permita continuar con el proceso de juicio.
Lo valioso de Por gracia de Dios es la valentía de seguir visibilizando los delitos por abuso sexual por parte de los curas como también la complicidad de la institución católica frente a estos hechos. No podemos ser indiferentes y seguir callando ante las consecuencias físicas y emocionales que conlleva haber sufrido un abuso en la infancia. Debemos, sobre todo, seguir luchando por la justicia, porque como dice en el afiche de la película, “hay pecados que no se perdonan”.