La nueva película del director italiano Fausto Brizzi, Por siempre jóvenes, es una efectiva comedia sobre las dificultades de aceptar el paso del tiempo.
“Envejecer no es nada; lo terrible es seguir sintiéndose joven”, escribió alguna vez Oscar Wilde. En esta nueva comedia dirigida por Fausto Brizzi, los protagonistas son personas que rondan ya los cincuenta años -uno los sesenta- y se niegan a cambiar un estilo de vida que la mayoría no suele asociar a su edad.
Uno trabaja como locutor y dj en un programa de radio y ni se le ocurre siquiera pensar en que ya no es joven, se considera uno más hasta que “la nueva generación” (un muchacho de veinte años con muchos seguidores en las redes sociales) toma su lugar. Otro está a punto de cumplir cincuenta años y tiene una novia a la que le dobla la edad y a quien intenta seguir el frenético ritmo cada vez con menos éxito. El tercero de los personajes principales es un poco más grande ya y, más allá de llevar una vida saludable, buena alimentación y exceso de ejercicio físico, sufre una descompensación y el médico le prohíbe seguir entrenándose como lo hacía.
También hay algunos personajes femeninos dando vueltas. Una mujer sola que, aconsejada por su amiga, tiene un amorío con un muchacho joven. Al principio, el único problema parece ser la madre de éste, pero de a poco van aflorando otras cuestiones propias de la diferencia de edad. Otra de las mujeres se encuentra cómoda con su edad y con su vida, un perro y un estante lleno de vinilos, y comienza una relación con quien, sin saberlo ella, al mismo tiempo sale con una chica que podría ser su hija, sí, el que está por cumplir cincuenta.
Los personajes se van relacionando entre sí, a veces de manera más aleatoria pero siempre girando ante diferentes tipos de una misma crisis: la edad. Ser adultos ya no es el problema, sino ser viejos. ¿Cuándo uno se convierte en viejo? ¿En qué momento uno se despierta y se supone que ya no puede usar determinada ropa o llevar el cabello de determinada manera?
El director utiliza todos estos dramas de modo exagerado, llevando a sus personajes, a veces, a los extremos pero siempre de un modo complaciente. Por siempre jóvenes no aspira a otra cosa más que hacer pasar un buen rato y reírse hasta de uno mismo (si no nos pasó, ya nos va a pasar seguramente). Parte del encanto radica en la buena química que se genera entre las diferentes duplas, siendo una de las más divertidas aquella que componen Teo Teocoli y Stefano Fresi.