Evidentemente Anahí Berneri es la mejor amiga de los personajes de sus películas.
En Por tu culpa (2010), acompañamos a Julieta, mamá de dos niños, atravesar una crisis de nervios a lo largo de toda una noche. Las largas secuencias de madre e hijos, de discusiones, juegos, sobresaltos, llantos, conversaciones telefónicas que denotan una relación pronta a concluirse, nos hacen parte de la psique del personaje, tan estrechamente, que por momentos sentimos que estamos invadiendo un terreno privado, mostrándonos esos instantes de soledad donde uno simplemente se ve superado y necesitando solamente tomarse unos minutitos para quitarse una mancha de la blusa en el baño de una clínica.
Julieta es acusada de maltratar a sus hijos a raíz de un accidente doméstico. Ese hilo temático nos lleva por un departamento atestado de cosas, del consumo (no es casual que Julieta trabaje en una consultora y desgrabe un testeo de marketing de un yogurt presentado superficialmente desde el entrevistador/entrevistado), un niño hipnotizado por la tecnología, dos padres que no tienen autoridad sobre sus hijos, una familia disfuncional que continúa viviendo bajo el mismo techo, el nuevo rol de la mujer que trabaja y a su vez tiene el compromiso social -“es la mamá”- de hacerse cargo de sus niños sola.
Una película que en el transcurso de una noche recae sobre muchísimos temas, desde la visión de una mujer qué entiende a su personaje, con intensión en los pequeños detalles ayudando al espectador a compartir parte de su problemática.
Si lo tomamos desde la mala crianza que le están dando estos padres modernos a sus niños, el Por tu culpa del título de la película estaría bien escogido, si lo analizamos desde la amistad que entablamos con la protagonista claro que no, ella estaba sobrecargada de responsabilidades. Si lo analizamos desde la mirada machista de la sociedad actual, el por tu culpa de su esposo vendría a ocupar el nombre de la película y sentenciaría a Julieta.
Todas estas variantes nos brinda Anahí. Una película honesta.