Cuando, hace millones y millones de años, Zordon frustra los planes de Rita Repulsa para destruir la Tierra, entierra cinco monedas para que, cuando llegue el momento, las personas indicadas las encuentren y obtengan su poder. En la actualidad, nos encontramos con un grupo de adolescentes que, a lo The Breakfast Club, se encuentran reunidos en detención por mala conducta.
Cada uno tiene sus problemas producto de aquella época caótica de nuestras vidas, que generalmente van por el lado de la identidad, de descubrir quiénes somos y qué queremos. Jason es un deportista frustrado que además lidia con la constante presión de su padre, y sólo encuentra la forma de escaparse a través de los líos en los que se mete, incluyendo un terrible accidente automovilístico.
Kimberly supo ser una chica popular pero ahora es odiada por quienes consideraba sus amigas a causa de unas fotos difundidas por la red. Billy es autista (aunque sorprendentemente habla demasiado y se lo ve bastante más extrovertido de lo que uno esperaría) y el único modo que encuentra de conectarse con su padre muerto es a través de excavaciones que él realizaba.
Los tres se encuentran en el mismo lugar que otros dos adolescentes, Zach y Trini (personajes desarrollados en menor medida, lo cual indica que hay material guardado para posible secuela), cuando aparecen cinco extrañas monedas, de cinco colores diferentes, y de las cuales se apoderan.
A partir de ese momento se sentirán distintos, más fuertes, hasta que son transportados a una especie de nave y un robot llamado Alpha 5 (acá con la voz de Bill Hader) les presenta a Zordon (Bryan Cranston) y su destino: salvar el planeta de un nuevo intento de Rita (una Elizabeth Banks absolutamente hipnotizante, muy diferente a la Repulsa que teníamos presente).
Sin dudas, la película de los Power Rangers es un film adolescente sobre superhéroes. Está dirigido a ese público pero también al que, ya siendo un poco mayor, supo pasarse las tardes viendo la serie televisiva. Hay un balance bastante justo, la película es divertida y presenta temáticas muy propias de la adolescencia además de escenas de acción, y al mismo tiempo es nostálgica y mantiene cierta esencia, con algunas sorpresitas de las cuales vamos a estar muy agradecidos.
A nivel dirección, Dean Israelite (Project Almanac) entrega ya desde el comienzo unas escenas que sorprenden, como aquel extraño y fascinante plano secuencia del accidente automovilístico de una de las primeras escenas del film. A la hora de la acción, se torna más esquemático pero cumple.
Los cinco desconocidos protagonistas adolescentes entregan buenas performances, sin lucirse uno por encima del otro. Quien roba cámaras es Elizabeth Banks cada vez que aparece en escena. En cuanto a nivel narrativo, el film se toma demasiado tiempo en presentar situaciones y personajes, y la acción más interesante (aquella que todo fanático de la serie aguarda con ansias) se sucede recién cerca del último tercio.
Por último, cabe resaltar que hay una escena después de los créditos y parece funcionar como adelanto de lo que, seguramente, vendrá en futuras películas. ¡Go, go, Power Rangers!