En 1979, un monstruo espacial se coló en la nave Nostromo... y también en la cultura pop. Alien, El Octavo Pasajero cuenta las desventuras de siete tripulantes a merced de la citada criatura, que ataca desde las sombras y resulta difícil de matar, ya sea por su capacidad escurridiza o por su sangre ácida. Lo que a simple vista parecía una simple película de horror y ciencia-ficción, al estilo de las que se hacían en los ’50, Alien le dio nuevo impulso a ambos géneros. Para empezar, fue un megahit que recaudó millones y se ganó el respeto de los críticos más exigentes, que la analizan hasta el día de hoy. Además, originó secuelas, imitaciones, parodias, merchandising en cantidades industriales; se invirtió la misma cantidad de dinero en filmar la película y en publicidad (las propagandas no mostraban demasiado pero ayudaban a crear el clima), convirtió en estrella a Sigourney Weaver... “En el espacio, nadie escuchará tu grito”, rezaba el eslogan, y no se equivocaba en nada...