Vuelve Steven Spielberg a la pantalla grande luego de tres años, junto con un gran guión los hermanos Coen y con Tom Hanks como protagonista. Nada podía salir mal.
Para hablar de esta película debemos pararnos en todos los puntos que se puedan, guión, dirección, montaje, actuaciones, uso de determinados lentes, etc. Hicieron todo tan bien desde el vamos, que se podría hacer una review que sólo diga “Tenés que ir a verla”.
En plena guerra fría, un espía ruso es atrapado en suelo americano y el gobierno decide ponerle un buen abogado para que parezca que lo trataron como a cualquier persona.
Desde la CIA le hacen ir a negociar con Rusia en Alemania por el intercambio de un soldado americano por el soldado ruso. Además, se mezclan los intereses de la URSS y de una Alemania dividida por el muro.
Tom Hanks le da vida a James Donovan, el responsable legal del agente ruso, un hombre de familia, que a diferencia del resto, pone primero a su honor y su amor por el trabajo que a los intereses del país. Un país que le recuerda todos los días lo que está haciendo. La gente lo mira y lo trata como si fuese un traidor, su familia también sufre el precio de lo bien que James Donovan hace su trabajo.
Es increíble como desde el guión se trabaja sobre lo que se dice, lo que no se dice y lo que en realidad se está diciendo. Durante toda la película vemos un tire y afloje entre los distintos países. Son muy entretenidos los diálogos porque el soldado americano se apellida “Powers” y cuando hablan de él se escucha “¿Quién tiene poder? Nosotros queremos poder” y cosas por ese estilo que se aprovechan a la perfección.
También se puede notar el uso del objetivo gran angular, que Spielberg lo usa en momentos determinados para agigantar (en mi opinión) todo lo que hace referencia a la justicia. Cuando vemos los juicios, el uso de ese tipo de objetivo hace que las columnas sean gigantes y da la sensación de “la justicia está en un nivel superior al nuestro”.
El trabajo que se hace desde el montaje es genial, se pueden ver algunas técnicas de montajes paralelos, de esas que te enseñan cuando estudias cine pero hay que saber usarlas y sin duda saben cómo hacerlos. La película dura casi dos horas y media y no aburre en ningún momento, no se hace larga y siempre te mantiene tenso.
No hay dudas que Tom Hanks es un gran actor, lo vimos a hacer muchos personajes, desde joven demuestra su talento y los años sólo hacen que se acerque más y más a la perfección. A él se le suman un grupo de actores que aunque no tengan un cuarto del tiempo que él tiene en pantalla, cuando aparecen lo hacen de la mejor manera posible.
Faltan algunos meses para saber quiénes formarán parte de las nominaciones en los Oscars pero desde todos los aspectos hay alguien que podría ganar un premio.