Puerta de Hierro, el exilio de Perón

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

La soledad del general

E l mayor mérito de “Puerta de Hierro, el exilio de Perón” es que narra como jamás se había hecho antes en el cine el derrotero del líder justicialista a lo largo de más de una década y media de forzada residencia lejos de su país. Y hace hincapié en lo que popularmente se conoció como Operación Retorno. La película de Víctor Laplace y Dieguillo Fernández comienza con los bombardeos en Plaza de Mayo en 1955, y hace un paso breve por su estadía en República Dominicana, Venezuela y Panamá, donde conocerá a Isabelita, a quien él llama Chavela, como integrante de un grupo de bailarinas de segunda línea, sin saber que ella sería parte de la historia argentina. Víctor Laplace hace una lograda interpretación de Perón, lejos del rictus forzado que le dio a ese mismo personaje en “Eva Perón”, de Juan Carlos Desanzo, estrenada en 1996. Y compone a un político con tanto brillo como por momentos impotencia y soledad por su exilio. Este Perón también se muestra con buena predisposición al diálogo con todos los referentes del movimiento, desde Héctor J. Campora a Augusto Vandor. E incluso se ve una faceta seductora de Perón y su amor incondicional hacia Evita. Tanto Fito Yanelli como Victoria Carreras se lucen en el aire místico que le imprimen a sus roles de José López Rega e Isabel de Perón. La película tiene un tono militante, que era de esperar, y si bien muestra a un dirigente del fuste de Perón con algunos puntos débiles, como cualquier mortal, también se lo ve con frases muy armadas, como recién salidas de un libro partidario. El filme, estrenado en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, es de vista imprescindible para quienes desean interiorizarse en la historia política del país.