Basada en el videojuego del mismo nombre, “Rampage: devastación”, trata sobre el primatólogo Davis Okoye, quien comparte un vínculo con George, un gorila al que cuidó desde su nacimiento. Pero un inescrupuloso experimento genético mutó al simio en una furiosa criatura gigante.
Pero no es el único: también hay lobos voladores gigantes. Sí, voladores. Y un cocodrilo del tamaño de una manzana completa de Chicago. Estos depredadores están bajo el efecto de genes violetos que los obligan a destruir todo Norteamérica. Pero Okoye realiza un equipo con una ingeniera en genética para obtener un antídoto. Así, deberán luchar contra estas criaturas para salvar a la gente de una catástrofe mundial.
Con escenas que recuerdan a los clásicos “Godzilla” o “King Kong”, el filme es uno más para quienes gustan de la ciencia ficción. Si bien el filme mantiene la intriga y la acción de principio a fin, y los efectos especiales son realmente brillantes, la dosis de ridiculez es tan grande que transforma esta producción en una película más.
El mayor crédito se lo lleva Dwayne Johnson, el amo de las películas de acción de los últimos años, como la saga de “Rápido y furioso” y la recientemente estrenada “Jumanji”.