En el cine de terror todo puede pasar. Por ejemplo, que las atrocidades de la pantalla invadan el mundo real. Así sucede en Demonios, de Laberto Bava, y su secuela, y en producciones más oscuras como The Video Dead, donde los zombies emergen de un televisor. Un caso similar sucede en la japonesa Ringu (y de su versión hollywoodense, La llamada), aunque aquí se trata del espectro de una nena espectral y demoníaca. Realidad virtual transita una premisa similar, pero con un giro distinto, más interactivo.
Un grupo de cineastas termina de rodar una película de terror, en la que un brutal asesino con armadura aniquila a quien se le cruce. Poco después, algunos integrantes del equipo técnico y artístico se reúnen en casa del director, Matías (Guillermo Berthold) para ver el primer corte. Pero antes de esa proyección privada, Matías obtuvo de su productor (César Bordón) un dispositivo que promete convertir el film en un gran éxito. Una vez que se acciona el botón de Play, las imágenes que se suceden no son exactamente las que filmaron. Pronto descubren que ellos mismos forman parte de la película, y cuando son asesinados allí, también mueren de verdad. Guadalupe (Vanesa González), la actriz que interpreta a la heroína, deberá tomar la iniciativa para detener la masacre.
El director Hernán Findling ya había filmado un slasher muy parecido: Director’s Cut, de 2006, realizado en inglés para el mercado internacional (una práctica frecuente en aquella época, lo que permitió el desarrollo de cineastas locales dedicados al género). También se trataba de un ejercicio de cine dentro del cine, con un asesino psicópata y una matanza que iba más allá de la ficción. Realidad virtual lleva el concepto a otro nivel, con más producción, más caras famosas y hablada en castellano, aunque sin demasiados elementos autóctonos. Una de las novedades incluye algunos efectos digitales que, a primera vista, hacen ruido y estropean las escenas. No obstante, esto y algunos aspectos del guión adquieren otro sentido según el código que maneja la propuesta de Findling (revelar más de este asunto sería incurrir en spoilers)
Vanesa González es la scream queen delante y detrás de cámara, y sabe transmitir la vulnerabilidad y la fuerza que se requieren para este tipo de roles. Federico Bal interpreta a un editor que representa el estereotipo del nerd y también sale airoso. Christian Sancho compone a un actor con ínfulas de Johnny Depp, mientras que Guillermo Berthold hace de un director con oscuros secretos. Mención especial para César Bordón, quien nos recuerda su facilidad para papeles tenebrosos.
Aun cuando pueda prestarse para debates y comentarios, Realidad virtual no deja de funcionar como una eficiente película de terror que nunca deja de involucrar a los espectadores.