Más veteranos
En 2010 se estrenó Red, una película sumamente atractiva que reunía varias tendencias cinematográficas del cine mainstream actual: la moda de las adaptaciones de cómics; la de los caper films en clave de comedia -películas de atracos, con grandes personalidades y toques humorísticos (La gran estafa, Robo en las alturas) y la de reunir actores veteranos como ejercicio nostálgico y de explotación de viejas glorias –Jinetes del espacio, Los indestructibles 1 y 2-. RED significa Retired Extremely Dangerous, y se trata de un escuadrón improvisado de veteranos ex agentes de varios servicios de inteligencia que se juntan para defenderse y, de paso, para impedir alguna amenaza global. En esa primera entrega, bien recibida tanto por el público como por la crítica, se hacía uso de un humor muy particular, sustentado en carismas y presencias impagables como las de Bruce Willis y Helen Mirren, y además se alternaban notablemente escenas de acción y humorísticas.
Entonces aquí tenemos una segunda dosis. Una vez más, acercarse a una película de este tenor es reencontrarse con un montón de viejos amigos. Un elenco notable que reúne los nombrados y además a John Malkovich, Brian Cox, Catherine Zeta-Jones, Mary-Louise Parker, David Thewlis, Anthony Hopkins y al surcoreano recientemente importado a Hollywood Lee Byung-hun (es el protagonista de A bittersweet life y The good, the bad and the weird). Los tramos que funcionan mejor son aquellos en los que se les ofrece al plantel la oportunidad para explotar sus aptitudes para la comedia, dando lugar a un puñado de chistes notables.
Es una pena que en esta secuela se haya apostado tanto a lo seguro, y que a grandes rasgos no pueda verse más que como un refrito de la primera entrega, sin agregados especialmente originales. El humor juega con esa dualidad de que los personajes sean adorables y terribles al mismo tiempo, -igual que en la anterior, no faltan los chistes referidos a su adicción por matar gente- una vez más los servicios de inteligencia son presentados como burocracia inescrupulosa dispuesta a eliminar a quienes detentan secretos de estado, y otra vez están los enemigos acérrimos de los protagonistas que se cambian de bando y deciden luchar hombro a hombro junto a ellos -en la entrega pasada era Brian Cox, un ruso ex KGB, y aquí se pliegan a la causa otro par cuyos nombres no adelantaremos-. La anécdota es rutinaria y la entreverada trama pareciera tan sólo una excusa para sustentar líneas de diálogos humorísticos y acción desatada. Esto último es lo que realmente importa, la razón de ser de esta película y, vista la gracia, la soltura y el buen ritmo con que se lleva durante todo el metraje, hacen que funcione como entretenimiento.
Publicada en Brecha el 20/8/2013