Durante 1966 y 1976, Mao Tse-Tung impulsó en China la llamada Revolución Cultural. El objetivo era eliminar los vestigios del capitalismo y la burguesía que aún quedaban en el Estado y en los partidos políticos, para dar lugar al pleno desarrollo del marxismo. Como consecuencia se produjo una “caza de brujas” y a aquellos que iban en contra del comunismo, o tan sólo parecían hacerlo, eran tomados como prisioneros y enviados a campos de trabajos forzados. En este contexto transcurre la historia del último film del director chino Zhang Yimou, Regreso a Casa.
Feng (interpretada por la bella Gong Li) es separada de su esposo Lu (interpretado por Daoming Chen), a quien envían a un campo de trabajos forzados como preso político. Ella deberá criar a su pequeña hija Dan Dan (la bailarina Zhang Huiwen), esperando con ansías el regreso de su marido.
Zhang trae una historia desgarradora, a diferencia de sus películas más famosas como Héroe y La Casa de las Dagas Voladoras, que resultaban inolvidables por su hermosa cinematografía, sus vivos colores y sus tomas, que parecían cuadros sacados de alguno de los mejores museos del mundo. En esta ocasión construye el relato con colores opacos y centrándose en los gestos de sus protagonistas a través de primeros planos.
No es una historia sobre la Revolución Cultural, ni siquiera sobre la vida en la China de entonces. Aunque el contexto es importante para la trama, el centro y lo movilizador del film pasa por la historia de amor de Feng y Lu. Luego de estar diez años separados, Lu es liberado y puede regresar a su familia pero diez años es demasiado tiempo. Su hija que tenía tres años cuando se fue, ahora tiene trece y no conoce a su padre. Su amada esposa ha sufrido un terrible trauma y no logra reconocerlo.
Regreso a Casa es una historia de devoción, de amor infinito y de sacrificio. Amor de la hija hacia sus padres. De Lu hacia su esposa, quien a pesar de que no le reconoce, no se deja desanimar en pos de seguir buscando la forma de que ella acepte su regreso. De Feng por su esposo, esperando su retorno todos los días y extrañándolo aún más que cuando se lo arrebataron por primera vez. Es desgarradora, es movilizadora y es de esas películas que se quedan con el espectador aun mucho tiempo después de haberla visto.