Un amor en el túnel del tiempo
En un futuro distópico, Miami está inundada, una guerra dejó llagas abiertas y ahora todos y todas tratarán de sobrevivir como puedan. Nick (Jackman) y Watts (Newton) son dos ex combatientes cuyo negocio es ofrecerles a la gente revivir sus mejores recuerdos mediante un viaje al pasado que los clientes transitarán a modo de trance, pero Nick y Watts pueden verlo ante sus ojos en un holograma cuasi real. Con un guiño a Christopher Nolan en cuanto al relato del cruce temporal, Lisa Joy aportó la experiencia de su trabajo como guionista en la serie futurista “Westworld” y construyó en su ópera prima un relato con aciertos y altibajos. Porque si bien es cierto que la historia es atrapante, tiene tantos giros y contragiros que hay momentos que termina abrumando al espectador con tanta información. Sin embargo, hay un punto en el que Lisa Joy hace la diferencia. Y tiene que ver con que apuntó a sacar a flote la historia de amor entre Nick y Mae (Ferguson), una clienta que supuestamente sólo va para recordar donde perdió sus llaves, pero en realidad el motivo será otro. Ese es el motor de una trama que falla en el enfoque ideológico y en la descripción social de Miami, pero impacta en la puesta, en la producción, en las escenas de acción y en levantar la bandera del amor, como la nave insignia que puede vencer en cualquier guerra, sea del pasado, del presente o del futuro.