Resident Evil 4: Siempre hay salida
Maneja los códigos del cine de acción, tiene momentos donde asoma el terror, es un cuento de ciencia ficción. Esos podrían ser los secretos del funcionamiento de ese combo de géneros de “segunda” clase (los de “primera” serían el drama y la comedia, por ejemplo) que es, en tanto película, Resident evil 4: la resurrección, que de un simple filme “clase b” rodado en 2002, pasó a ser una exitosa franquicia, en lo que para más de uno de sus hacedores debe ser un recorrido profesional soñado.
En la ficción que propone el relato, pasaron varios años desde que un experimento fallido liberó un virus que convierte a las personas en caníbales. Entre tantos zombis quedan pocos seres vivos y uno de ellos es Alicia, una bella y entrenada chica que recorre los espacios en busca de alguna esperanza. Aunque cuando se encuentra con personas, comprende que sus sueños de lograr la resurrección de la raza recién comienzan. Para ser libres deben escapar de un edificio rodeado por millares de sonámbulos hambrientos, y llegar a un barco anclado en la bahía de Los Ángeles.
Preguntados por el éxito de esta saga, varios de los actores y el director dijeron sentir un alto grado de compromiso y mucha pasión por lo que hicieron. Por su promedio de edad son contemporáneos pero además seguidores de muchos años del videojuego original. La productora Sony comparte ese entusiasmo, al menos por lo que expresa la cifra invertida en esta entrega, más alta que todas las anteriores dadas a la saga.
Resident evil 4 llegó a los cines cordobeses y del mundo también en versión 3D e IMAX (este formato en Argentina sólo se proyecta en Buenos Aires) y ello es un hito que los fans anotarán en sus cuadernos, pues es la primera vez que un largometraje inspirado en un videojuego accede a estas condiciones de proyección.
Pasajes con un uso tal vez ineficaz de los efectos digitales, cierto descuido para resolver algunas situaciones, no alteran la energía positiva de esta película bien hecha por lo menos para pasar el rato.