Respirar es una coproducción entre Argentina y Uruguay, que circula por festivales desde 2017. Dirigida por Javier Palleiro, es un drama muy actual. Julia (Maria Canale) descubre que está embarazada de su ex esposo. La decisión es tenerlo o no. Y tiene muchos factores que analizar para decidir qué es lo mejor.
La acción se desarrolla en Uruguay, país donde la interrupción del embarazo está legalizada. Sin embargo, decidir abortar implica atravesar toda una serie de consultas con profesionales. Julia ya tenía otras complicaciones en su vida. A la crisis de los treinta se le suma no tener trabajo calificado, ni pareja estable y las idas y venidas con su ex. Respirar se focaliza en el derrotero interno que transita Julia para encauzar su propia vida. Hace énfasis en la angustia, la soledad, la sensación que todo está perdido. Además de esto, o como consecuencia, la protagonista atraviesa frecuentes pesadillas. Se ahoga, se hunde profundamente en agua y no puede salir, metáfora de su situación actual.
Película de tono intimista, se soporta en enorme medida en las actuaciones. Maria Canale (Abrir puertas y ventanas) realiza un trabajo gestual muy amplio dentro del registro realista. Sutilezas a veces imperceptibles retratan el humor y carácter variable de una mujer que no sabe quién es. Los trabajos de César Bordón (Relatos salvajes) y Esteban Bigliardi (Cómo funcionan casi todas las cosas) están en la misma sintonía.
La cámara es la principal herramienta para retratar estos gestos. Los encuadres están puestos en función de contar la evolución de las emociones de Julia.
Con guión escrito por Pallero en conjunto con Guillermo Rocamora, Respirar reflexiona sobre las pérdidas. El mismo director ha comentado en alguna oportunidad su miedo a la muerte de sus seres amados. No se centra sólo sobre el aborto y la decisión sobre el propio cuerpo. Abre vetas de reflexión sobre temas colaterales, como las consecuencias de nuestras decisiones y la pregunta sobre la propia identidad.
Respirar no es una película para todo el mundo. Los amantes del cine pochoclero probablemente se aburran o sientan desinterés. Sin embargo, el espectador más afín a los retratos modernos, intimistas y al cine como vehículo de reflexión va a amarla.