Si el espectador va a ver una película de boxeo, de deporte, verá eso. No hay expectativas de otro tipo si sabemos que la premisa es así. La historia se centra en la vida de Billy “The great” Hope, un boxeador y campeón junior de peso medio. Cuando un tragedia personal golpea su vida tendrá que luchar más que antes, y dar la última pelea. Jake Gyllenhaal (Hope), como siempre, perfecto en cualquier rol que interprete, compenetrado en su totalidad, más allá del entrenamiento físico que realizó durante meses para prepararse. Y Whitaker, acompaña muy bien en el rol de entrenador, con los típicos sabios consejos que lo ayudarán a salir adelante. Algo más que golpearse y sangrar, debe pasar en una película de este tipo, y de dos horas de duración, y sí, hay una historia de amor, hay una familia, hay emoción. No, Jake no gritará “Adriannn”. El trabajo actoral es lo que se destaca en este film.