Ricordi?

Crítica de Mariano Casas Di Nardo. - La Prensa

Para entrar en el código del muy buen filme de Valerio Mieli, "Ricordi?", y salir fortalecido, hay que imaginarse un rompecabezas de miles de fichas. Entonces hay que arremangarse, acomodarse en la butaca, llenarse de paciencia y saber ubicar las principales imágenes en su lugar, aunque nos lleve algunos bostezos. Y una vez visualizado el todo, entenderemos hacia adónde apunta este prolífico director y empezaremos a disfrutar.

Lo que en sus primeros minutos nos llenó de dudas, con el correr de las escenas se despeja, y aunque no nos importe el hacia dónde, se disfruta el viaje porque es imposible no sentirse identificado y poner en la historia de la película, la nuestra.

El (Luca Marinelli) y ella (Linda Caridi) se conocen en una fiesta donde la vida parece pasar por otro lado. El es el exponente del hombre depresivo, que no disfruta de nada porque después lamentará ese momento de alegría; mientras ella es todo lo contrario, carece de nostalgia porque la vida -afirma- es el presente. Y en este encuentro inicial y de latente enamoramiento se da uno de los diálogos tal vez más destacados de los últimos años en lo que respecta al cine moderno. El vomita: "El recuerdo miente, hace bonitas las cosas que no lo eran. En caso contrario, la vida sería insoportable". A lo que ella le retruca: "No creo que sea el recuerdo el que embellece las cosas. Eran ya bonitas y quizás nos damos cuenta con el tiempo porque en el durante no estábamos atentos".

COMPLEMENTARIOS
"Ricordi?" cuenta la efervescencia y el apogeo de una pareja de jóvenes disímiles entre sí, pero complementarios. Todo se narra con los recuerdos de él, entonces el flashback se vuelve un recurso constante. Al comienzo, una explicación antecede a la anécdota en cuestión, pero con el ejercicio vivo de las situaciones, los tiempos bailan una anárquica danza, que nunca nos confunde por un montaje, una fotografía, una musicalización y una edición que rozan la perfección. Y esos rincones de la casa que hoy habitan vacíos, superponen a personas que el calendario dejó atrás. Un altillo, un freezer, una playa y hasta una pileta de natación, todos espacios que juegan con los que están y supieron estar. Como si ninguno de nosotros pasara por algún bar de Buenos Aires y no se viera compartiendo un café con aquella persona que hoy ya no está.

Valerio Mieli, con su filme, nos perfora directamente la mente y nos cuenta al unísono dos historias: la suya y la nuestra. Para un recuadro, la visita de él a una perfumería, para demostrar lo bajo que se puede caer cuando uno disfruta de ser masoquista.

"Ricordi?" es una obra de arte en toda su dimensión. Y como tal, para alcanzar la certeza de su impacto y belleza hay que manejar su lenguaje. El de la melancolía, según él, y el de la realidad, según ella.