Todos a cenar!
Los Parker son una familia bastante reservada, viven en un pueblo pequeño donde la humedad y la lluvia parecen ser parte de la vida cotidiana.
Al morir la madre, el patriarca de la familia (Bill Sage) hace responsables a sus dos hijas mayores, Iris y Rose, (Ambyr Childers y Julia Garner) de continuar con una oscura tradición familiar que incluye un ritual muy sombrío.
El padre es un hombre estricto que simplemente mantuvo las antiguas tradiciones como si de ello dependiera el bienestar de la familia, sin nunca preguntarse por qué. Pero para las hijas la situación es diferente, tienen un poco más de contacto con el mundo exterior y sospechan que se puede vivir de otra manera. Se debaten entre la obediencia al padre y el dolor y la repugnancia de seguir con tan terribles costumbres.
Si bien el ritual es bastante macabro, la película no contiene excesivas escenas sangrientas, sino que a través de un relato lento y muy denso nos muestra las perversiones de las personas aparentemente normales, los rituales impuestos por la familia, las tradiciones que impone el más fuerte y que el más débil no sabe como romper, el miedo a lo que sucedería si la tradición se interrumpe.
Mientras la policía encuentra pistas extrañas, y las chicas se debaten entre proteger a su hermano menor y romper con la tradición familiar u obedecer al estricto padre, se va generando un clima tenso, que explota en un final imprevisible.
Con buenas actuaciones, y una estética oscura, que refleja lo que hay en el interior de los personajes, esta historia, un tanto lenta por momentos, genera un excelente clima de tensión, y suspenso.