Roma

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Lo nuevo del galardonado Alfonso Cuarón comienza con un plano del suelo y termina con un plano del cielo. En ese primer plano también se ve el cielo, pero reflejado a través del agua. Esas dualidades se encuentran presente, a veces de manera más sutil que otras, a lo largo de toda la película.
Así, en una misma escena los niños se enteran de la separación de su padre y en el fondo se festeja un casamiento; o en medio de un tiroteo donde hay personas que efectivamente mueren, la protagonista se encuentra a punto de dar vida, de dar a luz. La historia que sigue esta nueva película que escribe y dirige Cuarón, es muy personal.
Basada en su propia infancia y enfocada en la figura de la mujer que ayuda en la casa. Algo parecido a lo que ya se había visto en la película brasilera Una segunda madre, pero acá más contextualizada con una época, la década de los 70s en México. A la larga, esa persona que trabaja limpiando y cuidando a los chicos pasa tanto tiempo en ese hogar que se convierte en parte de él, aunque a veces las distancias se marquen.
Cleo será el hilo conductor de toda la película y es a través de ella que se vivirá esta época y la historia también de esta familia, de esa mujer casada y con hijos que también irá sufriendo una transformación. Cleo es joven y después de conocer a un muchacho que le gusta queda embarazada y él se desaparece; ella sola cargará con un embarazo no deseado pero encontrará en esta familia para la que trabaja un apoyo que en ningún otro lado.
Contada con un hermoso blanco y negro, Roma está compuesto de escenas algunas pequeñas y simples para retratar una cotidianeidad, y otras un poco más fuertes, como las que tienen que ver con la época revolucionaria en que se sucede o una más personal como la del parto, sobre la cual no conviene adelantar demasiado pero así como es la más fuerte a nivel dramático es quizás la menos necesaria de esta película, la que apela a la emoción fácil.
Al contrario, la escena final, más simple en su forma y contenido a simple vista (sólo a simple vista), resulta mucho más fuerte a nivel emocional.
También hay una intención a la hora de enfocarse principalmente en el personaje de Cleo (interpretada por la ignota Yalitza Aparicio de una manera tan sutil como magistral) pero retratarla al mismo tiempo con cierta distancia. Cada plano parece estar muy estudiado, nada de lo que se muestra y cuenta es azaroso. Cuarón con esta película quiso homenajear a las mujeres de su vida, por eso está ahí Cleo pero no ella sola y al final la figura de la madre va cobrando cada vez una mayor dimensión.
La figura y la noción, lo que significa ser madre. Pero también dos mujeres que más allá de provenir de diferentes situaciones y lugares, pueden encontrarse unidas a través de lo que tienen en común: ser mujeres, ser mujeres en cierta época y sociedad.
Es una película bella y emocionante, que merece ser vista en pantalla y la oportunidad está para quien quiera aprovecharla. Lamentablemente es sabido que la mayoría preferirá verla desde una computadora o una televisión.