Infierno bajo el agua
Película muy recomendable pero, eso sí, no apta para personas impresionables, por la presencia de numerosas situaciones de claustrofobia y asfixia.
Advertencia a tener muy en cuenta antes de ver Sanctum , que da vida a sensaciones tales como el miedo, la angustia, o la ansiedad, y en el que también encuentran un resquicio el asombro y la admiración.
En los 101 minutos de duración de este largometraje anidan muchas emociones de elevada autenticidad (subrayadas por el 3D), del tipo de las que el público rastrea en productos de géneros como el terror, la acción, e incluso dramáticos. En este caso, el formato es novedoso, y eso le agrega un atractivo extra a la propuesta.
Asombro y admiración es lo que puede suscitar en cualquier común mortal, por ejemplo, el descubrimiento de los sitios que visitan los exploradores de cuevas subacuáticas que protagonizan Sanctum . Son paisajes poco difundidos en imágenes: cavernas sumergidas, grandes como catedrales y más todavía. Hoyos sin medida, con vestigios de luz azul o verde, entre otras maravillas naturales.
Algunos de los protagonistas son científicos. Otros, filántropos. Otros, simples aventureros. En el filme, están situados en algún lugar de Nueva Guinea, recorriendo el más grande sistema de cavidades de la Tierra, tratando de diseñar un mapa que abra las puertas para futuras expediciones.
Están advertidos acerca de la presencia de una tormenta en la región, que los obligará a abandonar temporariamente las grutas.
Pero el fenómeno se adelanta a los pronósticos, y llega convertido en huracán. Bloquea la entrada principal a las cuevas y comienza a inundarlas por completo, y los excursionistas se ven obligados a buscar una salida alternativa avanzando por sitios inexplorados, con una cantidad limitada de oxígeno en sus tubos de supervivencia.
Si acompañar a los buzos por el laberinto de roca y agua ya es comprometedor para el público, la tensión se agiganta al verificar los vínculos afectivos que unen a los protagonistas. Esos sujetos vestidos como astronautas submarinos son también padre e hijo, amigos, una pareja dispuesta a casarse…
Y las situaciones límite que enfrentan los llevan a experimentar la más variada clase de reacciones, convirtiendo a las grutas en el escenario de una sabia y cruel demostración acerca de los límites del ser humano, y su pobre autoridad frente a los designios de la naturaleza.