La trayectoria de Marco Bellocchio es bastante singular si la comparamos con la de otros colegas y compatriotas que comenzaron a trabajar en el ámbito cinematográfico de mediados del siglo pasado, más precisamente dentro de lo que fue la segunda generación del neorrealismo italiano. El señor desde entrada fijó un estándar cualitativo muy alto con su ópera prima, la extraordinaria Las manos en los bolsillos (I Pugni in Tasca, 1965), circunstancia que lo terminó marcando a posteriori porque casi nada de lo que hizo en las tres décadas siguientes llegó a igualar ese comienzo de carrera. El panorama finalmente cambió con el estreno de La hora de la religión (L’ora di Religione, 2002), una anomalía tragicómica, y el díptico de reinterpretación histórica compuesto por Buenos días, noche (Buongiorno, Notte, 2003) y Vincere (2009), sobre la primera esposa de Benito Mussolini.