Un mamarracho de gags forzados
Es la quinta entrega de la saga de parodias de películas de terror, iniciada en 2000 por los hermanos Wayans. El productor y coguionista de esta comedia desmadrada es David Zucker, creador en otros tiempos de La pistola desnuda .
El relato comienza con una breve secuencia con acciones aceleradas, protagonizada por Charlie Sheen y Lindsay Lohan, que luego desaparecen para dar paso a una joven pareja integrada por el primatólogo Dan y la bailarina de danza clásica Jody.
Un cartel informa que Sheen fue asesinado y que su cuerpo desapareció, aunque continúa de parranda. También habría desaparecido Lohan, mientras que sus tres hijas son reportadas como perdidas en un bosque, de donde serán rescatadas tiempo después en estado semisalvaje.
Las tres niñas son adoptadas por Dan y Jody y allí comienzan los problemas. Eso ocurre cuando los dueños de casa detectan extrañas actividades paranormales o presencias demoníacas, supuestamente provocadas por la "mamá" de las niñas.
Dan y Jody recurren a expertos en exorcismos, mientras que la empleada doméstica, una latina regordeta, saca a relucir una amplia gama de conjuros, desde rosarios hasta una enorme cruz de madera.
Estas variables argumentales conforman un deshilachado hilo narrativo, que sirve de simple excusa para parodiar películas como Mamá, Actividad paranormal, El origen, La cabaña en el bosque, Posesión infernal, Sinister, El cisne negro y El planeta de los simios.
No todos los fragmentos parodiados o refritos pertenecen al género del terror, pero son útiles para crear un mamarracho de gags forzados, escenas escatológicas, mutilaciones e irreverencias que los autores presumen graciosos, aunque de gracia e ingenio no tienen nada.
Se sabe que las parodias suelen fagocitarse a sí mismas y es lo que tarde o temprano ocurrirá con estos bodrios. También se sabe que esta clase de filmes suelen tener éxito en Estados Unidos. Y cabría recordar, a propósito, que todos los espectáculos producen una selección natural de espectadores.
Hacia el final de la película, un personaje afirma a gritos que el ensayo de la puesta en escena de El lago de los cisnes es una "basura". Pero utiliza otro término, más vulgar, que no se puede consignar aquí, aunque bien podría servir para calificar a este filme.