Con la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS se hizo inevitable. Muchos soviéticos que recorrían el mundo quedaron varados, sin pasaporte ni patria, en la Argentina. Segey Laurson es uno de ellos. Nacido en Letonia, ex combatiente en Afganistán y pintor autodidacta, sufre la distancia, la soledad y la ausencia afectiva en su casa del conurbano bonaerense. El film revela su fascinación por las cataratas del Iguazú y la difícil relación con su hijo, con quien se comunica vía skype como si se observara a sí mismo –muchos años más joven- en un espejo virtual que le recuerda su destierro.