Humanizando al líder
Durante 1965 en Selma, Alabama, Martín Luther King Jr. (encarnado aquí por David Oyelowo) encabezó el movimiento pacífico abogando por los derechos civiles de los afroamericanos (teóricamente por legislación podían votar, pero en la práctica sufrían violencia tanto institucional como física al intentar empadronarse). Frente a este escenario no sólo de segregación, sino de muerte y de falta de contención política y judicial, las marchas son el único recurso posible para King y sus seguidores ante tantas fuerzas racistas que no sólo atentan contra ellos, sino también contra los blancos que avalan el voto negro.
Desgarradora por tratarse de hechos e injusticias verdaderamente acontecidos, las mayores virtudes de Selma residen en evitar el golpe bajo y el deleite morboso al que nos tienen acostumbrados películas de reivindicación social como la reciente 12 Years a Slave por un lado, y por el otro, en centrarse en un acontecimiento en particular, como es el caso de la mítica marcha de Selma a Montgomery, en un contexto donde el asesinato de Kennedy aún es reciente y Johnson no quiere cometer riesgos que le valgan la presidencia, evitando así narrar brevemente la vida completa de King. Otro mérito no menor es el guión a cargo de Paul Webb, quien logra dar un panorama general de la nefasta situación, sin apelar al sentimentalismo por el sentimentalismo vacío, y dota a King de imperfecciones tanto ideológicas como familiares, dudas y contradicciones; algo poco usual alrededor de ciertas figuras humanísticas enaltecidas socialmente.
Sin embargo, por más que este técnicamente bien realizada, Selma se asemeja más a un telefilm que al tipo de producciones nominadas este año al Óscar, ahora bien: ¿por qué se le dio tanta atención a esta película incluso antes de su nominación a este premio? Por un lado fue por el contexto, y no hablo del contexto narrado situado en 1965, sino de 2014: policías blanco persiguiendo, golpeando y matando a jóvenes negros, pero no en Selma, sino en Ferguson ¿un hecho pasado o presente? Un poco por eso, y un poco por la corrección política que le encanta a la Academia de Hollywood y a USA en general, Selma causó tanto revuelo. Por otro lado pudo deberse a la prehistórica idea de que si uno hace una crítica negativa sobre el film, está en contra de la igualdad de derechos. Nada más lejano a la realidad, ya que al menos yo, prefiero la igualdad de derechos práctica, en la vida cotidiana, y no un trofeo dorado como premio consuelo, mientras una persona es golpeada ferozmente en las calles por tener un color de piel distinto a otro.