El estadounidense David F. Sandberg (Cuando las luces se apagan, Annabelle 2) se aleja del género de terror y se une al universo de los superhéroes con ¡Shazam!, la nueva apuesta de DC.
Luego de la magnífica trilogía de Batman a manos de Christopher Nolan (aunque deberíamos hacer a un lado El Caballero de la noche asciende), el universo cinematográfico de DC fue cayendo estrepitosamente. Desde el gran fracaso que significó Batman vs Superman, hasta la un poco mejor lograda Aquaman, DC siempre había apuntado a historias más serias y profundas. En ¡Shazam!, deja la sobriedad de lado y apuesta, al igual que el Universo Cinematográfico de Marvel, al humor.
La historia gira en torno a Billy Batson (Asher Angel), un joven de 14 años que, tras escaparse de diversas familias adoptivas (su madre lo abandonó cuando era apenas un nene), cae en un nuevo hogar de acogida, esta vez compuesto por otros cinco “hermanos”. Un día, durante un viaje en subte, termina en una especie de calabozo, donde un anciano le asegura que es el heredero perfecto para portar el poder de Shazam.
Desde ese momento, cada vez que el protagonista diga la palabra mágica (Shazam) pasará a convertirse en una versión adulta de sí mismo (esta vez interpretado por Zachary Levi), pero repleta de superpoderes al mejor estilo Superman: puede volar, lanzar rayos laser, tiene superfuerza y es inmune a las balas. Como toda película de superhéroes, la trama cuenta con un supervillano. Esta vez el rol recae en Dr. Sivana (Mark Strong), un adulto resentido que de niño fue rechazado para recibir los poderes de Shazam y que ahora, con los siete pecados capitales acompañándolo en ocasionar caos en la ciudad, busca venganza.
Como ocurrió con Deadpool, ¡Shazam! es una película que podrán disfrutar tanto los fanáticos de los superhéroes, como aquellos ajenos a este universo. También podrán disfrutarla desde los más jóvenes, hasta el público adulto. ¡Shazam! es una propuesta fresca, sobre todo si lo comparamos con lo que nos venía presentando DC. La película genera risas (casi) constantemente, pese a contar con un humor bastante básico y trillado.
Como no todo lo que brilla es oro, el film también tiene puntos flojos. En esta ocasión uno de los errores más notorios cae en el CGI. Los siete pecados capitales resultan extraños a la vista. La figura de estos no termina de convencer: se sienten demasiado artificiales -algo irónico si nos basamos en que es una película de gente con poderes sobrenaturales–. Aun así, esto queda en un plano completamente secundario y no llega a opacar lo logrado.
Si bien es una (otra) película sobre un superhéroe, la trama no está focalizada en el héroe que tiene que salvar el mundo de un villano -aunque obviamente esta película no es la excepción a esa regla–. ¡Shazam! se enfoca, principalmente, en los valores de la familia y la importancia de estos lazos. Al fin y al cabo Billy Batson no es más que un chico de 14 años abandonado por sus padres biológicos, pero acogido por una familia adoptiva capaz de brindarle todo el amor y apoyo que le faltó.