Esta segunda parte comienza justo en donde nos habíamos quedado hace algunos años. El detective Sherlock Holmes sabe que el Profesor Moriarty es el genio maligno escondido en las sombras de un plan que sembrará el terror a escala mundial. Tras un atentado, Holmes y el Doctor Watson –ahora ayudados por Mycroft Holmes- comienzan a rastrear las pistas que los llevarán hasta Sim, una mentalista gitana involucrada involuntariamente en los planes de Moriarty.
A horas del casamiento de Watson con Mary, y en una carrera contra el tiempo, el nuevo equipo viajará por Francia, Alemania, Inglaterra y Suiza para poner fin a una inminente guerra entre las potencias globales. Pero Moriarty siempre está un paso adelante y parece que esta vez Holmes, y su arte del camuflaje, no serán suficientes para detenerlo.
Guy Ritchie tiene un estilo y una estética personal tan impecable que incluso él mismo se regodea en ella hasta el cansancio. El problema es saber hasta dónde el público está dispuesto a ver los mismos recursos una y otra y otra vez. Hasta las escenas vertiginosas y la ralentización de la imagen tienen un punto de saturación.
La vuelta de Rachel McAdams en una breve participación y la incorporación de Noomi Rapace, en una caracterización que bien podría ser la versión femenina del capitán Jack Sparrow, son dos puntos a favor para esta secuela apenas correcta.