Guy Ritchie no participó en el guión de Sherlock Holmes (2009) y se nota de sobremanera: parece que se quiso aggiornar al personaje pero manteniendo el clásico espíritu y su estructura narrativa paradigmática. Tanta ambición terminó convirtiéndose en una trama predecible, un planteo formal interesante y muy poco que destacar. El director y los actores hacen lo que pueden en esta suerte de introducción a un futuro film en el que nuestro héroe enfrentará al Profesor Moriarty. Bizarra y demasiado extensa, la película por momentos cae en baches de los que difícilmente logra salir...